sábado, 23 de marzo de 2013

El espantapájaros


La lluvia resonaba en el techo de hojalata de la casa de Armando; la tormenta llevaba ya tres días y lo había aislado del resto del pueblo cuando el rio se creció y encerró su pequeña finca.

Desde hace dos días Armando no había despegado la vista del espantapájaros, se había movido desde el borde del río y ahora estaba a escasos 15 metros  de la casa. Armando le había quitado la cabeza de balde viejo, había roto la camisa a cuadros roja y le había sacado toda la paja. Pero allí estaba con esa sonrisa ridícula meciéndose en la tempestad, casi invisible en medio de la lluvia. Armando cabeceaba mientras acariciaba su escopeta, Dos días sin dormir era mucho. Pero el imaginarse ese ser sobre él le ponía los pelos de punta.

Se durmió un segundo y al abrir sus ojos lo vio frente a su ventana: La cabeza calva, sin piel, con ojos  inyectados en sangre, dientes puntiagudos manchados de amarillo y el olor pútrido de la tela al agua. Armando, en un acto reflejo disparó su escopeta desintegrando los vidrios y de paso la cabeza del espantapájaros. Se asomo lentamente por el agujero y sólo vio la camisa a cuadros roja sobre el pasto húmedo; se sentó en la oscuridad otras 3 horas a la  espera de algún movimiento, pero cuando no pasó nada pensó para si en excitante calma: ¡Ya lo mate! Y al fin se recostó a dormir arrullado por el sonido de la lluvia.

Cuando la lluvia amaino la gente del pueblo subió la finca. Después de todo no habían sabido anda del viejo Armando en dos semanas. Al llegar a su casa encontraron una ventana rota en la cual se había enredado una vieja camisa a cuadros roja. Al interior de la casa, tras un largo charco de sangre estaba el cuerpo mutilado de Armando, en realidad sólo su torso abierto por lo que parecían mordidas de diversos animales. Las manos de armando aparecieron en el armario, aun aferradas a una vieja escopeta. Sus piernas estaban metidas en unas botas caucho y su cabeza, en la mitad del campo, bajo la mirada de un espantapájaros con cabeza de balde viejo, lleno de paja y con una elegante camisa Azul cielo.