Son de esas cosas que uno cree
que nunca le van a pasar, porque las cosas malas le pasan a la gente mala; según
dicen. Pero la aparición del diario, en un viejo ático, que en alguna
oportunidad tuve la oportunidad de limpiar; marcó el inicio de innumerables pavores
en mi vida.
“Lo que voy a relatar debe ser conocido como legado, pues estas letras
son, probablemente, las ultimas que han de provenir de mi ser. El año, poco
importa, pues los horrores que me aquejas superaran la inquebrantable barrera
del tiempo.
Todo comenzó, en la casa de mi suegro, un hombre gordo y bigotón de mal
humor, que iba a la iglesia en memoria de su difunta esposa. Su hija, por otro
lado, era una joven de amplias coderas y estrecha cintura, con pechos firmes y
labios carnosos (no sólo hablando de su boca, disculpara usted lector estas
insinuaciones, pero esta es la mujer que me dio los mas maravillosos años de mi
vida). Ella reía y jugaba al sol del verano, me invitaba a danzar entre los
arboles del jardín durante el día y recorría
mi cuerpo curiosa en innumerables contorsiones que satisfacían mi hombría. Elena,
se llamaba. Elena susurrará el viento en las noches largas. Elena, llora mi corazón
en sus últimas horas” Escritura ilegible.
“Se acercaba el invierno, nuestro primer invierno y su padre se ausento
para llorar a la madre de mi amada. Ella insistió que no debíamos vernos, no
sólo por la ausencia de su padre, sino por que ella también quería llorar la
muerte de su madre. Pero, que débil es el alma, y corrompida es la carne antes
la tentación; deje pasar los primeros tres días, pero no soporte su ausencia y
me dirigí a escondidas a su casa.
La puerta cerrada se hallaba, así que me acerque a su ventana desde atrás
de la casa y con una vieja escalera pude asomarme a su cama, la que tantas
veces compartimos.”
Líneas de vacilación
“Sobre la cama estaba Elena, mi amada Elena, desnuda. Pero sobre ella
se encontraba un ser de aspecto repulsivo: Era delgado como un suspiro. Tenía
una cabeza alargada como de caballo, pero terminaba en un delgado pico. Sus
brazos estaban invertidos, obligando al inmundo ser a caminar sobre sus codos,
lo que debían ser sus manos eran sólo una navaja si dedos ni uñas. Su tórax se interrumpía
en una larga cola terminada en un largo aguijón, sobre su espalda se exponían siete
pares de alas, similares a las de los múrcielos, se superponían unas a otras
creando una larga capa que cubría la criaturita calva. No tenía patas traseras
y no parecía tener orejas o nariz.
El terror me hizo caer hacia atrás y correr despavorido. La criatura
lanzo grito aterrador, similar a un gato herido; para que un hombre pudiera
hacer tal sonido tendría que hacer gárgaras con cuchillas de afeitar. Me precipite
por las largas calles escuchando el batir de alas y los gritos de la criatura
de tras de mi.
Llegue a mi hogar y me refugie en el ático. La criatura resuena, ahora
mismo, batiendo sus alas y obligando a la madera a ceder bajo su peso, para
alcanzarme. En medio de mi terror, tomo este cuaderno para narrar los últimos minutos
de mi existencia. La existencia, nombre o relación que la criatura guarda con
Elena, es un misterio para mí. Pero en medio de mi pánico sólo puedo recordar que
la familia de Elena apareció en el pueblo cuando su madre fue acusada de
colaborar con el demonio y quemada como toda bruja.” Escritura ilegible de
nuevo.
Ha entrado, lo oigo arrastrando su cola en el ático. Oh, Elena, te amo,
pero presiento que iremos a lugares muy diferentes” Escritura ilegible “Te amo” Escritura ilegible.
Manchas de sangre.
Imagen tomada de Escalofrios. com