miércoles, 30 de abril de 2014

Día 89: Radio.

Era la mañana del quinto día buscando cazar al tigre, toda la semana había estado lluviosa pero aún así no encontraba huellas del animal, ni restos de sus cazas, el guía había decido irse a casa hace tres días; le había insistido que cesara la caza y volviera después; pero Lazard estaba decidido.

Llevaba dos horas acurrucado en medio de unos matorrales, cerca a un arroyo, esperando que el tigre viniera a beber, con el radio puesto a bajo volumen tratando de pasar el tiempo sintonizando una extraña estación local, el idioma era fluido y musical; y aunque Lazard no entendía una sola vocalización, lo encontraba mágico y relajante.

La tormenta reapareció en el cielo y lleno de estática el radio, por lo que Lazard decidió apagarlo; fue en ese momento, que escuchó al tigre agazaparse a sus espaldas

martes, 29 de abril de 2014

Día 88: Cubica.

Para ser sincero, ella era la persona mas interesante que había conocido alguna vez; y probablemente las mas compleja que vaya a llegar a mi vida: Su pensamiento a veces es concreto, tanto que casi puedes tocarlo, sentir sus bordes y rodearlo con la punta de los dedos. Otras veces es tan abstracta que parece que pensará en un nivel diferente como si estuviera expuesta a un nivel diferente de lógica. Una vez ella me explico que las personas son como cuadrados, temen cambiar y se exponen a ser lineales, pero a veces esas personas desarrollan una nueva dimensión y se hacen profundas: son cubicas. Y yo me quede pensado, si un cuadrado como yo, tendría alguna oportunidad en su mundo profundo.

lunes, 28 de abril de 2014

Día 87: Zugzwang

Palabra de origen alemán. En el ajedrez, el zugzwang expresa una situación en la cual uno de los concursantes sabe que va a perder de manera irremediable y sus únicas opciones son retirarse sin hacer movimientos o continuar hasta la inevitable derrota. 

Las sirenas de policía inundaban la noche del viejo barrio, los perros callejeros corrían a esconderse y las mujeres veían desde sus portales la masa de agentes que avanzaban para apresar a Dimitriv.

Dimitriv, el viejo mafioso que había construido su fortuna entre la sangre y las drogas, infestando la política y la alta alcurnia de la ciudad, se había mantenido delinquiendo entre ostentosos lujos y prosperidad ilimitada. Seis años de trabajo policial incansable, o tenían ahora contra la pared, y literalmente el arma de un viejo lobo de la calles. Una serie de asesinatos mal escondidos lo habían hundido y habían desinflado cada flotar social que había lanzado.

"¿Sabe lo que es zugzwang, oficial?" Dijo Dimitriv después de un largo silencio, pero el anciano experimentado permanecía inmóvil a la espera de los refuerzos, apuntando siempre su arma. Dimitriv se acerco a su amado ajedrez de marfil e hizo caer al rey negro en medio de sus peones. Luego tomando al rey blanco se acercó al viejo oficial "Claro que no sabe, usted es sólo un miembro mas de la chusma, palurda e ignorante. El zugzwang es cuando un jugador de ajedrez sabe que no puede ganar ni empatar y sólo queda aceptar la amarga derrota" El viejo padre de la mafia se acerco al policía y poniendo el arma en su pecho gritó "¡zugzwang! y enterró al rey blanco en el ojo izquierdo del policía.

domingo, 27 de abril de 2014

Día 86: Oficial.

El joven oficial patrullaba la ciudad de noche, parte de los defectos de ser el nuevo y joven en el departamento local de policía, era una noche tranquila, como siempre en los pueblos pequeños; dio un par vueltas en una calle vieja y de pronto se vio perdido. Aún no conocía bien el poblado.

Tratando de reconocer el camino giró en una esquina y se encontró de frente con un oscuro callejón, desde la oscuridad un par de ojos rojos brillantes lo miraban agazapados contra lo que debía ser la esquina. El oficial miró curioso, dio un vistazo a su alrededor y al percatarse que nadie lo veía, se puso de cuclillas, pensando que un viejo perro se había perdido.

Cuando nada broto de la oscuridad, el oficial sacó de su bolsillo una hogaza de pan y la arrojo a la oscuridad, pero no escucho que la comieran, algo mas intrigado, el oficial tomó la tapa de una botella y la arrojo contra los ojos rojos.

Repentinamente uno de los ojos se alejo del otro, casi medio metro, abarcando todo el callejón, el oficia, presa del pánico, calló de espaldas y arrojó su navaja, apagando una de las luces rojas. Iba a empezar a correr, cuando de la oscuridad, salio disparada la hogaza de pan.

Esto asombró al oficial, quien la recogió, justo después la tapa de la botella le golpeo en el pecho, mientras la luz seguía en el fondo del callejón, inmutable.

Los ojos de oficial se abrieron llenos de terror cuando un ultimo pensamiento ocupó su mente: "El pan, la tapa. Y la nava...

Día 85: Metal.

Tenía la piel de un metal brillante, como un segundo sol que magnificaba y reflejaba la luz de todo cuanto existía a su alrededor, la tribu rodeaba al ídolo brotado de las entrañas de la montaña, era suave y terso, muy diferente a las duras rocas de la isla, los salvajes empezaron a traer comida y ofrendas a la deidad, mientras a miles de kilómetros, un grupo de científicos se preguntaba que había pasado con su taladro dirigido por radar

Día 84: Cascabel.

Miró el cuerpo con terror, en ningún momento pensó dispararle, sólo quería que se quedará para poder hablar y decirle que lo sentía, pero allí estaba: su cuerpo que se enfriaba, podía sentir el calor escapando de ella, su pecho inmóvil y una palidez que se agravaba con el paso del tiempo. Sostuvo un momento su mano con su pendiente de cascabel, ahora silencioso y pensó que nunca más volvería a escuchar anda de ella.
Metió su cuerpo en la cajuela del auto se alejo como bólido por las callejuelas y caminos mas desolados que recordaba, pensaba que hacer con ella: ¿Tirarla al rio? No, quería que la encontrar de manera digna (¿de verdad quería que la encontraran?) ¿y si mejor la quemaba? ¿Que hacer, que hacer?
Bajo del auto y empezó a cavar a un lado del camino, una tumba era lo que ella necesitaba, era lo digno y lo justo, usaba sus manos, salió tan rápido que no pensó en una pala, así que le estaba tomando mas tiempo del necesario ¡La palanca! Con eso cavaría mas rápido, se detuvo un momento y se acercó al auto para sacarla; pero en medio del silencio de la noche, pudo escuchar como arañaban la cajuela y el tintinear de un cascabel.

Día 83: Gato.

El viejo Bettis, el anciano mas rico del pueblo, veía con morboso placer como la viuda y sus dos niños pequeños eran sacados a la fuerza por el banco, ya incapaces de pagar la hipoteca. El viejo dueño de la casa, del banco y de prácticamente todas las almas del pueblo se había quedado con algunos objetos desgastados, cuyo único valor era el sentimental para; según él, recuperar parte del dinero perdido con la hipoteca de la viuda.

Entre estas cosas, estaba un viejo gato con el pelaje brillante y sin el ojo izquierdo, a pesar de las suplicas de los niños el anciano lo retuvo y lo llevo a su mansión. Lo dejo en el pasillo y se dirigió a dormir en su desolado cuarto.

Esa noche Bettis se revolcaba entre pesadillas, las casas de los pobres ciudadanos estafados y conducidos al suicidio por sus altas deudas se aparecían frente a él, saliendo de una neblina viscosa.

A la mañana siguiente, cuando el hijo mayor de viuda, tomó el valor de reclamar su gato, se sorprendió al colarse en la habitación del viejo y encontrarlo muerto en su cama, ahogado bajo el peso del gato recostado en su pecho

miércoles, 23 de abril de 2014

Día 82: Lluvia.

Los gatos callejeros se escondían en cada abertura del pueblo: bajos los asientos del parque y entre los tejados de las viejas casas, una linea roja recorría las calles de norte a sur, como una arteria viva y palpitante que se abría paso entre el concreto viejo y cuarteado de la ciudad. Desde las ventanas coloniales y las portales oscuros las personas veían con morbosa curiosidad a la sangre que caía del cielo e inundaba su amada comunidad. Ya se completaban 30 años en los que llovía sangre dos veces al año, pero todos se negaban a irse ya que era en esa vieja ubicación, escondida del mundo moderno; donde la sangre limpiaba la culpa de sus pobladores.

martes, 22 de abril de 2014

Día 81: Hospital

El hospital tiene una magia gris y nostálgica, como la foto envejecida de una mascota de la infancia o las ruinas de una vieja escuela: Hay tantas fracciones de vida oculta en rincón, que aveces, toda la existencia se ve resumida en una sala de 24 camas. Parejas que juraron amarse hasta que la muerte los separe, cobran distancia cuando uno entra en una bolsa. Madres que conocen a sus hijos y que con dolor y amargura los regresan sus hijos al infinito.
Oraciones sinceras, disculpas paridas desde el rincón mas oculto del alma; amistades perdurables, enemistades perdonadas. Lo que amo del hospital, es que durante un breve segundo la vida cambia de contenedor, se quita el disfraz y danza frente a los ojos de los presentes. Almas amargadas y piadosas chocan en el filo de la eternidad, en una silenciosa sinfonía diaria

lunes, 21 de abril de 2014

Día 80: Exegético.

Entendido como "Sacar el significado de un texto"
La biblioteca estaba desierta, los pasos del bibliotecario resonaban por los pasillos mientras él terminaba la jornada regresando los libros a sus respectivos estantes. El ultimo libro era viejo, no se le veía el titulo, las hojas eran amarilla y quebradizas "¿Como habrán sacado este libro tan antiguo?" se preguntaba.
Pronto la curiosidad le ganó y se sentó en medio de la oscuridad en una mesa junto al rincón, el libro hablaba de un hombre atrapado en la lectura, incapaz de salir de las paginas de un viejo libro de hojas gastadas. El bibliotecario, no podía despegar la vista de las letras escritas en prolija manuscrito; al cambiar la hoja, se dio cuenta que el texto se detenía en medio de una palabra, pero cuando quiso levantarse de la mesa, la pagina en blanco empezó a escribirse de la nada: como si las letras rasgaran las paginas para ver la luz del día.
Fue en ese momento exegético, que el bibliotecario se dio cuneta que estaba atrapado en el libro

domingo, 20 de abril de 2014

Día 79: Crónico.

A veces siento que escribir para mi se ha hecho un mal crónico, cuando menos pienso, me encuentro garabateando en pedazos de papel arrugado o en un viejo cuaderno, con historias breves como suspiros y otras que se quedan revoloteando durante años tras los ojos. Escribir cambia, cual enfermedad degenerativa (y cuya analogía puede estar mejor adaptada de lo que creo), de acuerdo a la posición de mi cuerpo, a la época del años y la interacción con otras cosas.

Y como todo evento crónico, me acompañará a la muerte, mas allá de ella; definirá mi futuro y llenará de recuerdos mi pasado. El escribir es una compañera caprichosa, repentina y celosa que consume menta y alma de su pareja; avivandola y haciendole caer en el vació de la expectativa. Esta compañera, que cargo a cuestas, me atormenta y avivas se quedará conmigo como una cicatriz, una pastilla en las mañanas y revisión periódica del medico. Y así como una enfermedad crónica, no concibo mi vida sin ella.

Día 78: Mujeres.

La luna plateada se reflejaba en los charcos dejados por la llovizna nocturna, un viejo perro se acurrucaba en una caja de cartón, mientras un vagabundo lo arropaba con su abrigo roido. Parejas felices se abrazaban mientras las estrellas centelleaban en el cielo, ahora despejado. Un extraño sonido se extendía por las calles, como una neblina luminosa y difuminaba, entrando en las casas a través de las cañerías y ventanas. En un instante, menos de un segundo, todas las mujeres se despertaron asustadas o haciendo una pausa repentina en sus tareas, seguido de una ola de gritos desgarradores que asolaron la ciudad como una ola; los hombres trataban de consolarlas y preguntarles que ocasionaba eso, pero ninguna de ellas podía responder. A las afueras de la ciudad un hombre silbaba una extraña canción.

viernes, 18 de abril de 2014

Día 77: Grabación.

La nueva cámara de vídeo se ubicaba en una esquina de bar, para prevenir robos e identificar agitadores ebrios; o eso pensaba el dueño al revisar la grabación durante la noche. Pero su cara de sorpresa fue mayúscula cuando vio que al cerrar a la madrugada, el bar cobraba vida lleno de los fantasmas de viejos forajidos de hace siglos. 

jueves, 17 de abril de 2014

Día 76: Infierno.

A veces pienso que el infierno no es algo que nos hiera físicamente, ni es una retorcida antología de nuestras fallas; estoy al borde de la certeza, pensando que el Infierno es el olvido, nuestro olvido. Todas aquellas cosas ocultas en esa parte oscura y desconectada de nuestras mentes. Pues es allí donde van a parar los monstruos de la infancia, los amores platonicos, los amigos que fueron, los enemigos derrotados, la razón de las cicatrices; y sobre todo la certeza de no saber que viene, la incapacidad de imaginar las cosas que ya nos pasaron pero enterramos en el inalcanzable pasado. Los mas aterrador de este infierno, es saber que todos somos, no más, que olvido esperando tomar vida y extenderse hasta el avasallador infinito.

miércoles, 16 de abril de 2014

Día 75: Cemento.


Tras años de trabajar en la construcción y sacar a sus tres hijos adelante, de enterrar a su esposa y despedirse de sus amigos, el viejo pensionado hacía que su tos resonara en todas las salas del hospital. Años de duro trabajo y privaciones sólo le habían dejado una vejez solitaria y un par de radiografías donde se observaban un par de pulmones rellenos de cemento.

martes, 15 de abril de 2014

Día 74: Incertidumbre.

A veces creo que la peor tortura es el no saber, el sentimiento que puedes regresar en cualquier momento, que me hace salir a caminar con la sensación que aparecerás tras la próxima esquina, empujándome así cuadra a cuadra; minuto a minuto. Es que la incertidumbre te hace querer vivir y morir al mismo tiempo, que mi hambre sea tu hambre y mi sueño sea tu insomnio. Ea idea que puedo vivir para encontrarte, pero me hace querer olvidarte para que ya no duela. Y mañana será otro día en el que saldré a caminar con la sensación que saldrás de algún lugar que yo no puedo alcanzar

lunes, 14 de abril de 2014

Día 73: Memoria.

La exigencia de la gran bruja mala era extraña y creativa, el caballero entendía la gravedad de su pedido pero aun así accedió. La bruja se acerco al pecho del héroe y poniendo las manos en sus hombros fornidos dio una larga aspiración. De la nariz y ojos del hombre empezó a brotar un liquido, al inicio cristalino, pero se tornaba más y mas turbio conforme seguía saliendo. Al terminar, la bruja empaco el líquido en una botellita de una onza y dejo marchar al caballero.

El hombre presuroso subió a la torre mas alta y desencadenó a la princesa cautiva. Ella se apresuró a los brazos de su amado, pero este la rechazo cortésmente. Fue en ese momento, cuando ambos se vieron a los ojos, que la princesa entendió que el caballero había vendido su memoria para salvarla y ahora no podía recordar lo mucho que alguna vez se habían amado.

domingo, 13 de abril de 2014

Día 72: Cena.


El bar estaba prácticamente desierto, el cantinero contaba las ganancias de la noches mientras un reloj de pared se preparaba para alinear sus manecillas; eran las 3:31 am.
Dos extraños seguían sentados ante la barra, uno fumaba un cigarrillo y el otro terminaba una cerveza, ya tibia de tanto esperar. "¿Y que lo trae por acá?" preguntó el hombre del cigarrillo. "No es por presumir, pero vengo a buscar a una muchacha guapa, ¿y a usted?" le contesto el otro hombre, notablemente ebrio.
"Negocios, nada más. ¿Que tiene de especial esta muchacha?" El hombre dio una larga aspiración a su cigarrillo y luego dejo salir una bocanada de humo desde su boca de chimenea. "La muchacha no tiene nada de especial, pero el padre tiene como 35 millones de cosas especiales, si usted me entiende" El hombre terminó la bebida y se quedo mirando el vaso con gesto melancólico.
"De donde vengo hay dicho << Si el árbol esta cargado, toma la fruta aunque este verde, no sea que te quedes sin frutas maduras>> El ebrio lanzo una sonrisa a la nada, recordando memorias de humo. El acompañante tomó el cigarrillo sobrante y lo aplastó contra la barra. "Bueno, de donde yo vengo también hay un dicho <<Te veré en el infierno para la cena>> Inmediatamente desenfundó su revolver y en un ágil movimiento vació todo su cargador contra el hombre que caía hacia atrás en un mar de sangre rebajada en cerveza.
El cantinero elevó loa vista y vio cuando el hombre guardaba su arma, negó con la cabeza y dijo "Dile a tu patrón que hay maneras mas fáciles de alejar a los caza fortunas de su hija, o al menos que no los cite a este bar" El hombre del revolver se puso de pie asintiendo con la cabeza y despidiéndose con un "hasta mañana"

"¡No puedes dejar al muerto aquí! ¿A donde vas?" preguntó alarmado el cantinero; el hombre se volvió brevemente dejando ver unos ojos centelleantes: "Voy a cenar" y continuo su camino. Mientras partía el reloj logró su cometido: 3:33 am.

sábado, 12 de abril de 2014

Día 71: Perdida.

Escribir me ha enseñado que con cada texto de alegría algo brilla dentro del escritor y con un texto de drama, algo dentro de nosotros muere y este texto, personalmente me hubiese encantado no escribir....
Desde que te fuiste la sed se siente mas seca, la soledad mas extensa, el hambre mas profunda y el miedo mas paralizante; todo en un desgarrador intento de acércame a tu posición incierta. Y se abre con una herida que hace la carne se separe con una cicatriz que no cierra, fiel recordatorio de tu profunda ausencia, que se niega a cerrar sin ti.
Si alguien sabe algo de mi perro, por favor agrégamelo saber.


viernes, 11 de abril de 2014

Día 70: Construcción.



Lo habían contratado para vigilar la construcción de los nuevos almacenes en el limite de la ciudad, cerca a la vía del tren. Martín recorría los pasillos de ladrillo limpio, llenos de escombros y material de construcción olvidado en el suelo. La obra llevaba parada un par de meses, pero una inyección de presupuesto del gobierno local había reactivado el proyecto; nadie había estado en ese lugar en mese y ya que al día siguiente los trabajadores reiniciaban el trabajo, era vital saber si todo era seguro.

Los pasos de Martín resonaban por los amplios salones, haciéndolo sonar como un gigante que caminaba entre sobre un montón de tubos de acero. Le pareció escuchar algo, como un leve murmullo que venia de lejos; se detuvo un momento y escuchó atentamente, pero todo permanecía en silencio. Una gota de sudor nerviosa bajo por su frente y se introdujo en su ojo, el ardor lo hizo cerrarlo justo en el momento en el que creyó ver una figura moviéndose por el rabillo del ojo.

Quiso apuntar la linterna, pero las baterías fallaron dejándolo a oscuras en medio de la construcción, desenfundo su navaja y con nervios la movía rápidamente a su alrededor, el sonido de pasos se incrementaba a su alrededor: al principio eran dos, luego diez y luego cien. El terror trepaba por su vientre dejando tras de si una mancha de liquido caliente que se extendía por sus pantalones y llenaba sus zapatos a la par que la navaja aumentaba su velocidad danzando en el aire alrededor de Martín. Cuando creyó que ya no podía ser mas aterrador, un dedo pegajoso y suave acarició su rostro.

Un grito desgarró la noche y se escucho a lo largo de todo el pueblo, una multitud de curiosos hombres armados entraron sujetando antorchas y linternas mientras buscaban con desesperación a Martín; sin embrago y tras varios días de búsqueda sólo pudieron encontrar una linterna sin pilas y una navaja cubierta de una extraña baba verde.

Después de su desaparición, algunos hombre ocuparon su puesto cuidando la vieja construcción, pero todos huían despavoridos a la mitad de la noche cuando veían figuras que se deslizaban tras el rabillo del ojo. La obra inconclusa sigue allí, desierta, a la margen del pueblo cerca a las viejas vías del tren, y dicen los lugareños, que en medio de la noche silenciosa se puede escuchar algo que repta entre los escombros.

jueves, 10 de abril de 2014

Día 69: Vacaciones.

La playa estaba congelada, como una fotografía puesta en todo el horizonte. Una gaviota atravesó el paisaje para demostrarle a Rafael que el escenario estaba vivo. El mar estaba frio y los peces saltaban desde las profundidades haciendo brillar sus escamas bajo el sol ardiente. La arena estaba caliente, como un gran sarten donde hervía la vida que se atrevía a atravesarla. El barco llevaba algún tiempo suspendido en el agua, sin moverse, era como si lo estuvieran sujetando desde abajo. Una gota de sudor resbaló por su cuello y quedo suspendido cual gota de rocío en el cuello de su camisa. Él no quería venir de vacaciones, pero Thomas había insistido mucho, decía que este viaje era lo que necesitaban para reanimar su hermandad, como "mamá hubiera querido".


Pero la pelea no tardó en desencadenarse, algo como que caña iban a usar para pescar termino en antología de cada fracaso y humillación de los últimos 25 años y Rafael, en un ataque de rabia lo había golpeado en la cabeza y empujado por la borda , ahora el cuerpo sin vida de su hermano se hundía en el mar cristalino y todo en lo que podía pensar era en el bello día que hacía afuera.

miércoles, 9 de abril de 2014

Día 68: Infectó

Ella no sabía que allí, bajo su piel, su torrente sanguíneo se inundaba con miles de millones de pequeños virus, en un constante crescendo: cada capilar cada vena, cada tejido se llenaba de apoco y se disolvía, cual pastilla efervescente. La sangre llenaba los espacios muertos, adquiriendo un tono marrón imperceptible desde la superficie de su cuerpo, cada segundo que pasaba las células blancas se hacían menos y menos aptas para combatir la infección: su vida se acortaba de manera drástica e irremediable. Desde que se infectó, sólo habían pasado un par de horas y la única pista que tenía, era una ligera fiebre.

martes, 8 de abril de 2014

Día 67: Compacta.

La multitud curiosa e hiperactiva se agitaba al unisono dentro de la pequeña habitación, como un cardumen en medio del océano, bastaba con que uno sólo de sus miembros se moviera un solo centimentro para que todas personas cambiaran el ritmo de sus preguntas y su angustia en busca de respuestas. No tardaron mucho en darse cuenta que estaban en un lugar totalmente cerrado, con una abertura en el techo. Uno de ellos levanto su cabeza y todos los demas lo siguieron. Arriba el oficial nazi observaba a la compacta multitud de judios que miraban expectantes, el momento en él cerraba la camara de gas.

lunes, 7 de abril de 2014

Día 66: Turbulencia.

El avion se mecía como una hoja atrapada por el viento, la maquina de cientos de toneladas danzaba al son de la tormenta, mientras adentro, todos los pasajeros se acurrucaban en su asientos, abrazaban a sus hijos y lanzaban oraciones al aire.
El personal del avion se aferraba a los asientos, hace mucho que dejaron de intentar calmar a los pasajeros, la azafata principal, en medio de su pavor sólo podía observar al hombre al final del pasillo: El unico que continuaba tranquilo a pesar de toda la agitación, ella no entendía porque, hasta que en medio de la tormenta el techo del avion se desprendió y el hombre extendió sus alas y se alejo volando, confiado que nadie del avion sobreviviría a la turbulencia para contar la historia .

domingo, 6 de abril de 2014

Día 65: Pianista

Los soldados pusieron las manos del pianista sobre la mesa, y entre sus suplicas y gritos, descargaron fuerza el martillo, rompiendo sus huesos como ramitas secas. El general sacó su revolver y puso el cañón en la boca del pianista: "Si sigue tocando música de protesta, lo vamos a matar" , con una sonrisa perversa guardó su arma de nuevo e hizo un gesto: Los soldados tiraron a la calle al pianista, quien metió sus manos maltrechas en los bolsillos de su chaqueta y mirando a los soldados con unos ojos brillantes y llenos de esperanza mientras se alejaba silbando una popular canción de protesta

sábado, 5 de abril de 2014

Día 64: Carretera.



Los ojos de Simón se cerraban en protesta a la larga jornada en auto, querían apagarse, pero aun quedaba mucho camino por delante. Él sacudía su cabeza tratando de refrescar su mente, pero todo era inútil, su respiración se hizo pesada pero justo cuando estaba apunto de dormirse profundamente algo llamó su atención: una luz que danzaba junto al camino.

Simón detuvo el auto y bajo a examinar la luz, al verla de cerca, pudo ver que  era mas grande de lo que pensaba y se estiraba a cada momento. Cerca a la luz hacía frío, y su cuerpo empezó a ponerse liviano, pronto fue envuelto por el extraño ente. Sus ojos no podían ver mas allá de la blancura inmaculada de la nada y su cuerpo se sentía desnudo y húmedo; una sensación de terror empezó a recorrer su cuerpo, cosa que empeoró cuando noto que estaba atado y unas extrañas voces metálicas empezaron a resonar a su alrededor, el  sonido de aparatos encendiéndose y girando despertaron un pavor profundo en la médula de sus huesos cuando sintió una punta de metal introduciéndose en su oído .

Simón despertó en el interior de su auto, a un lado de la carretera, pensó que todo había sido un mal sueño, en un intento de calmarse pasó su mano entre el cabello y su oído, pero una ola de terror lo invadió cuando sintió liquido brotar de su oreja. Examino sus dedos pegajoso y descubrió que una delgada linea de sangre se extendía desde su oreja hasta su cuello. En medio del pánico pudo ver, a lo lejos, una luz que se alejaba por la carretera.

viernes, 4 de abril de 2014

Día 63: Sí.

Es difícil entender cuanto poder tenemos nosotros, cuantos destinos podemos cambiar, cuantas vidas cortar o cuantas vidas alargar. Ese poder, oculto a simple vista, otorgado a los hombres libres y ganado por los seres esclavos es a menudo ignorado por unos, abusado por otros y rara vez, utilizado con sabiduría. Si supieras que lo único que necesitas para cambiarlo todo, es decir: Sí.

jueves, 3 de abril de 2014

Día 62:Terminal.

La noche avanzada ingrávida sobre la ciudad, como una capa de neblina densa y espumosa. Las luces de la ciudad se consumieron en una burbuja oscura e impenetrable y se apagaron de apoco, como velas que se consumen.

En la terminal, un puñado de personas se juntaban entre el miedo y la incertidumbre mientras la luces de la ciudad se desvanecían como estrellas moribundas, pues todos tenían la misma la sensación: Afuera de la terminal la humanidad se desvanecía junto con la luz.

miércoles, 2 de abril de 2014

Día 61: Sal

Siempre estaba herido, sangrando alguna parte de su cuerpo y exponiendo la carne: su blando y húmedo interior al mundo, nunca presto atención a esto, pues siempre consideró que lo que no te mata te hace mas fuerte. Pero llego un momento en el que ya no pudo ignorarlo más, el dolor y el ardor eran demasiado intensos; entonces miró sus heridas y descubrió con sorpresa, que era él quien las llenaba de sal.

martes, 1 de abril de 2014

Día 60: Viscosidad.


El cuerpo descansaba en la mesa del forense, frio y vacío. El encargado tomo la sierra y con habilidad dibujo una línea que parecía una corona alrededor de la cabeza del cadáver, separando el techo de sus ideas del resto de la cabeza. Tomó el cerebro entre sus manos, aquella masa sólida que cabía en sus manos contenía todo lo que alguna vez fue o sería el hombre de la mesa. Pocas cosas separaban a este cerebro del que estaba aún al interior del cráneo del patólogo.

Se acercó a un lavadero cercano y con movimiento firme y delicado empezó a desmenuzar la masa encefálica, de entre sus dedos y empezó a brotar una sustancia pegajosa y laxa. “Causa de muerte: Viscosidad mental” pensó el encargado mientras decía para sí: el cerebro de un genio se va por el drenaje.