domingo, 31 de agosto de 2014

Día 210: Garras.


El sol descendió por las montañas, realzando sus curvas y proyectando sus sombras irregulares por todo el valle. Alejandro bebió su ultimo sorbo de café y miró con nostalgia la tumba recién cavaba de su perro, un viejo perro criollo, cruza de pastor y algunas otras razas  había muerto esa mañana, durmiendo durante el almuerzo.
La noche era manta fría que agitaba la vegetación del patio, Alejandro no tenia deseos de nada en particular, ese perro lo había acompañado 15 años, en muchos sentidos, fue como perder un hermano. Esa noche se acostó temprano, pero no podía dormir, soñaba con la figura de un animal, casi un perro, que recorría la casa derribando muebles y rompiendo paredes de manera aleatoria antes des de regresar al agujero fresco en el patio. En su sueño la bestia le lamia la cabeza y resoplaba en su oreja.
Un sonido lo despertó: el ruido de unas largas garras que chocaban contra el piso de madera recorrían el pasillo, rumbo a su habitación. Alejandro aguanto la respiración, tal vez un animal había entrado en la casa, aprovechando la ausencia de su perro. Tomó un viejo garrote que guardaba junto a la cama y se aproximó a la puerta, encendió la luz mientras abanicaba el arma, pero afuera no había más que un par de grillos en la pared y una araña suspendida en medio del corredor.

Alejandro se arrodillo junto a la puerta, algo había llamado su atención, habían marcas de garras por todo el piso de madera. A fuera, a media luna, un largo y lastimero aullido se diluía en la noche. 

Día 209: Ausencia.


A Aurelio sólo hubieron dos cosas que nunca pude perdonarle: que vendiera mi perro y que se muriera. Ese día (el que se murió, no el que vendió al perro) yo estaba haciendo las compras, recuerdo que iba camino a la leche, y acababa de escoger de los panes cuando me sonó el celular. Del otro lado de la línea había un hombre con voz gruesa, nunca lo vi, pero siempre me lo he imaginado como un gigante barbado de cabello largo.
Según parece, Aurelio nos había estado escondiendo una misteriosa enfermedad, en su testamento decía que en caso de morir de esta, nadie debía saber cual era su diagnostico; aparentemente quería que todos nos quedáramos con la idea de que se había muerto sin tener el miedo que lo que fuera que se lo había llevado, regresara por nosotros. En retrospectiva, los últimos meses de Aurelio, estuvieron plagadas de secretas visitas al hospital, un coctel potente de pastillas e inhaladores, es cierto, su cuerpo se había marchitado como una rosa seca, pero siempre atribuyó esto  a largas noches de insomnio por amores pasajeros.
Nosotros –o al menos yo- nunca lo habíamos puesto en duda, Aurelio tenia la costumbre de imaginar amoríos con desconocidos de la calle, que rompía estrepitosamente al girar en las esquinas. Con todo, Aurelio era una buena persona, confiable y rebosante de respuestas extrañas y reconfortantes.

La ultima vez que nos vimos, estaba muy falco, cuando le pregunte por eso, me dijo que no había dormido por imaginarse en una relación con una chica que viajaba en un autobús; recuerdo que me reí de esa idea, pero él se limitó a una sonrisa tímida. La ultima vez que yo lo vi a él, estaba el ataúd, con el cabello peinado hacia atrás, las mejillas cadavéricas, los labios resecos y un gran trozo de algodón saliéndole de la nariz, sin embrago, ya pasados los años lo recuerdo como el día que vendió a mi perro. ¿Qué por qué lo recuerdo así? Pues por que las dos veces me dejo sola sin que yo pudiera hacer nada, las dos veces me enoje con él, y las dos veces lloré en la ducha durante una semana; pero sobre todo, lo recuerdo así porque esa desgarradora soledad, y el peso de la ausencia hicieron que me dieran ganas de abrazarlo. 

Día 208: clásico.



Los hombres se observaron en medio del desierto, el sol estaba en la parte mas alta del cielo, indicando la hora del vuelo como un gran arbitro cósmico. Los dedos de los hombres se movían rápidamente mientras un juez local hacia la cuenta regresiva de 10 a 0.


Cuando la cuenta llego a 3, un disparo rasgo el aire e hizo caer al referi en un charco de su propia de sangre manando de un agujero en su pecho. Rápidamente, dos estallidos llenaron la calle haciendo que los hombres se desplomarán repentinamente. Un joven de pelo cobrizo soplo el humo que salia de su reluciente cañon. "Odio los clásicos, venga lo nuevo"

jueves, 28 de agosto de 2014

Día 207: Pacto.


El público aplaudía de pie y arrojaba prendas de vestir intimas hacia el escenario, vitoreaban su nombre y le gritaban propuestas indecorosas desde la multitud. De apoco la atmósfera se fue calmando, recogieron los instrumentos, apagaron las luces y empezaron el desarme de la tarima. Entre todos, había un hombre pálido y delgado que se movía con sigilo, la cabeza gacha y el ceño fruncido. Algunos encargados se voltearon para verle, pero rápidamente perdían el interés como si fuera invisible; sólo un obrero mas.
El hombre salió por la puerta trasera que daba a un sucio callejón lleno de vagabundos que lo observaban sobre el hombro antes de regresar a envolver sus cigarros caseros o a dormir sobre trozos de cartón. Un perro le ladró desde algún rincón oscuro, pero pronto se aburrió y se acurrucó junto a su amo sobre una pila de periódicos.

El hombre cargó con el peso de su propia soledad y anonimato, como una sombra que se desliza por la noche y se desvanece ante la luz; bajo aun mas la cabeza, intentando esconderla en el abrigo mientras gruesas lagrimas rodaban por sus mejillas. Cuando hizo su pacto con el oscuro, le habían dicho “Serás la estrella más luminosa mientras estés sobre el escenario, pero cuando bajes nadie podrá verte entre las sombras”.  

miércoles, 27 de agosto de 2014

Día 206: Luz.


Sin importar la hora del día o de la noche, desde dentro la gran cueva que rasgaba a l montaña, abriendo camino hacia las entrañas de la tierra; había una luz que brillaba con asombrosa potencia, creando un camino en permanente alborada. El misterio llenaba la montaña y las comunidades cercanas, la naturaleza de la luz era todo un interrogante.
Muchos habían intentado llegar a ese lugar, pero eran cegados por la potencia de la luz conforme se acercaban a la cueva y caían por los barrancos incapaces de orientarse por las rocas y despeñaderos que formaban el contorno de la montaña. Con el paso del tiempo, y las frecuentes muertes el misterio se acrecentó, pero las personas dejaron de ir, sencillamente era demasiado peligroso.

En una noche sin luna, un grupo de jóvenes miraban atentamente la cueva, tratando de develar los secretos de la luz, cuando notaron que la luz crecía un poco; uno de ellos entornó sus ojos y pudo ver que no era un haz o una bola. Era una figura humanoide que observaba desde lo alto. 

martes, 26 de agosto de 2014

Día 205: Gratitud.

Esta historia viene de una que en alguna ocasión me contó un profesor. La vivencia y su enseñanza, me pareció que era algo que no se podia perder

Las personas corrían a través de las calles húmedas y atestadas, aferrándose a sus compras navideñas y tomando con fuerza a sus acompañantes de la mano para no perderlos entre la multitud. Fernando tomaba con fuerza sus bolsas mientras buscaba un taxi para llegar a casa, pero las mar de personas había llenado la calle, desviando el trafico un par de cuadras mas hacia el sur.
Fernando cruzo las avenidas, con un trote suave que lo cansaba a causa de las grandes bolsas llenas de regalos; al dar vuelta en una esquina y recorrer unos cuantos metros noto que el gentío disminuía, la calle había tomado un tono siniestro y peligroso: ojos rojos seguían sus movimientos desde las sobras, donde grandes nubes de humo provenientes de sospechoso cigarros en bocas igualmente sospechosas. Oxidadas navajas mostraban su opaco brillo a la noche mientras una ola de susurros se extendía.
Un hombre bajo, cubierto por una capucha emergió de un callejón, mostrando lo que en algún tiempo fue un cuchillo de cocina, ahora con un mango hecho de cita adhesiva y cartón pero con una hoja delgada y afilada. Un solo ojo se mostraba en un rostro lleno de cicatrices, a la figura le faltaba un brazo y era evidente su cojera.
El rostro de Fernando se puso pálido, aunque era evidente que la figura no era un reto para él, aun con las bolsas, eran los que esperaban en las sombras lo que lo tenia preocupado. La figura parpadeo un segundo, y su ceño se estrechó en la oscuridad. –“Este lugar es muy peligroso” –Dijo con voz gangosa –“Venga yo lo acompaño para que nada le pase”
La figura se hizo un lado y dejo que Fernando se adelantara uno metros antes de empezar a seguirle. Fernando pensó en correr, pero había algo en aquel hombre que le parecía vagamente familiar. Finalmente llegaron hasta una calle iluminada donde un taxi se detuvo.
Mientras Fernando se subía, el hombre le hizo un gesto de despedida desde la oscuridad, Fernando la respondió por cortesía. Mientras el auto móvil se alejaba pudo descubrir quien era el hombre.
-Tuvo suerte –Dijo el taxista –Esos tipos son muy peligrosos.
-No el que me escoltaba –Dijo Fernando mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro –Él fue mi paciente hace un par de años.

lunes, 25 de agosto de 2014

Día 204: Riesgos.


El cementerio estaba oscuro y frio, las lapidas eran similares a oscuridad condensada, salpicando de solidez la bruma del escenario. El cazador agudizaba sus sentidos a la espera del vampiro. La criatura se mostraba como una sombra pegajosa que se deslizaba por el pasto seco y crujiente. El cazador disparó una bala de plata hacia las sombras y una carcajada aguda se disipó como fuego en un mar de gasolina.
-¿De verdad creías que podrías matarme tan fácilmente? –La voz del no muerto era aguda y se plegaba como un coro de niños famélicos.
Una amplia sonrisa se dibujo por el rostro del cazador –“No” –Dijo girándose repentinamente –“Sólo necesitaba confirmar donde estabas” –El cazador disparo de nuevo. Esta vez un chillido agudo se extendió por todo el campo arañando las lapidas.

Una figura pálida como la leche, con la piel cuarteada y reseca como un hueso emergió mostrando una dentadura llena de agujas amarillentas. El cazador disparó varias veces mas, pero el monstruo se abalanzó sobre él y enterró sus dientes en la carne fresca y suave del hombre. Este volvió a disparar el arma atorada entre ambos cuerpos y el vampiro se disolvió como una nube de polvo arrastrada por el viento. El cazador se llevó la mano al cuello y sintió la sangre fluir; empezó a sentirse mareado y adolorido. Lanzo una sonrisa melancólica a la noche mientras se ponía el arma en la boca y pensaba “¿Que sería del oficio sin los riesgos?”

domingo, 24 de agosto de 2014

Día 203: Tinta.


El edificio de la editorial era una solida torre de metal y vidrio que se difuminaba en lo alto del cielo, el gran edificio con una ostentosa fuente de zafiro y oro negro en la entrada, dos pares de vigilantes y cuatro ascensores (uno en cada punto cardinal), era enteramente sostenida por un solo hombre. No era un genial director de empresa, ni un contador astuto o siquiera una secretaria que cubre un jefe incompetente. Era un escritor cuyo talento y elocuencia había sido admirado en un gran bum de cultura.
Prácticamente todo el mundo tenía uno de sus libros, y en algunas ocasiones dos o tres ejemplares del mismo libro: algunos autografiados, otros ilustrados y otros en versiones para adultos.
El éxito inusitado e inesperado había abrumado al artista, introduciéndole en sórdidos mundos de fiestas y mascarada social que luego daban pie a nuevas historias escandalosas que se vendían como pan caliente en las librerías e idiomas de todo el globo.
Eventualmente, como sucede con todo lo que otorga placer superfluo, este habito se hizo tedioso, incluso repulsivo para el artista, al punto que arrancaron de las paginas el amor y la ilusión que este les ponía a sus historias; a pesar de esto los libros no dejaron de venderse y las fiestas no dejaron de aparecer. El autor, habiendo perdido todo respeto y empeño por su trabajo pidió a la titánica compañía que lo había sacado del anonimato un par de años sabáticos para rencontrarse con su musa espantada por el spleen de su nueva vida.
Pero la compañía se negó, los innumerables cheques, compras y regalías que generaban su trabajo eran demasiado tentadoras como para ser abandonadas. A pesar del intento del autor por cesar su trabajo y rencontrarse con el legítimo placer; la gran editorial usó sus influencias económicas con bancos y gobiernos para presionar al hombre, pues al fin y al cabo él era eso: sólo un hombre que necesitaba casa, comida y protección. Así, eventualmente y después de una lucha corta y violenta contra todo a su alrededor, el autor no tuvo otra opción que dedicarse a las historias que tanto odiaba.
Los años pasaron, su popularidad creció así como sus ingresos y los de la compañía, hasta que ya un día, carcomido hasta la medula por la obligación, y desprovisto de todo humanidad apreciable, El Autor dio a conocer a la editorial que se encerraría para escribir como en aquellos días que su fama era casi inexistente.
Tras un par de meses sin saber nada del hombre, la editorial temió su fuga, y tras una rápida llamada de teléfono, El Autor sentenció: “El libro estará listo mañana, creo que es lo mejor que alguna vez escribiré”. A la mañana siguiente una comisión conformada por publicistas, ejecutivos, asesores de imagen y una horda de aduladores hicieron presencia en la deteriorada mansión del autor. No habían criados que abrieran la puerta, todo esta a oscuras y lleno de polvo.

En un sillón, con los ojos cerrados y la piel pálido, un hombre barbado, deteriorado por un sueño que no pudo ser, yacía muerto con un libro entre las manos. El libro, magnifico como ningún otro promulgado antes o después, estaba escrito en inmaculada tinta negra, pero sólo hasta la mitad, después, y tras varios análisis confirmatorios; la editorial se dio cuenta que el final del libro estaba escrito con sangre. 

sábado, 23 de agosto de 2014

Día 202: Sábana.


La mudanza estaba tardando mas de lo normal, habían demasiados muebles para sacar de la casa y los dueños querían irse esa misma noche, así que ofrecieron a los hombres de la compañía, un pago extra por trabajar de mas. Santiago empezaba a sospechar que el dinero no valía la pena: los muebles eran demasiado voluminosos y la casa era muy grande, con muchas habitaciones.
La vieja mansión de apariencia colonial, con acabados de madera y granes lámparas polvorientas tenía un aspecto tenebroso a la luz del ocaso. Pero al menos ya casi habían terminado, sólo quedaba vaciar la vieja biblioteca, donde había un gran sillón y una lámpara cubiertos pos una sábana blanca.
Santiago pensó en cargar la lámpara y dejar a Moisés y Nelson con el sofá, pero al tocar la sábana notó que esta fría; su contorno era mas grueso de lo esperado: lo que fuera que hubiese allí era mas grande que una lámpara.
-¡Hey! –gritó Moisés a sus espaldas –deja de perder el tiempo allí y ayúdame con el sofá que es lo ultimo que hace falta.
-¿Por qué no cargas eso con Nelson y yo llevo esta lámpara, de todas maneras, ustedes son mas grandes?
-¿De que lámpara hablas? –Dijo Moisés con un gesto de enojo.

-Pues esta de aq… -Cuando Santiago se giró, no había mas que una sabana blanca extendida sobre el piso. 

Día 201: Mancha.


Una quemazón se extendía desde el rabillo del ojo hasta la mitad, recorriendo la línea donde el parpado y el glóbulo ocular se tocaban, antes de desaparecer como un lagrimeo molesto. La atacaba en medio del día, ya sea que estuviera mirando la televisión, leyendo un libro o en bus de regreso a casa.
Su vista se ponía roja, y el otro ojo, el izquierdo, se ponía borroso, como una ventana empañada. Nadie en su  familia había sufrido de la vista, así que al principio no le prestó mucha atención, pensando que tal vez era una infección pasajera o algo así.
Pero los meses pasaron y el fenómeno, lejos de desaparecer, se hizo permanente y afectó su vida de manera profunda: con un ojo le dolía ver y con el otro no podía. La mancha del ojo izquierdo se fue extendiendo por el camino que dejaba la comezón, hasta alcanzar al otro ojo. Así que finalmente decidió pedir una cita con especialista, se sentía incomoda en la sala de espera, hacia mucho que no iba al medico sola.
El medico la hizo pasar, parecía ser un hombre mayor lleno de canas con un bigote poblado; aunque no podía estar segura. Él la examinó con luces de diversos colores e intensidades, escribió desconcertado en un trozo de papel y llamó a varios colegas que la examinaron con igual curiosidad. Finalmente tras varia horas, el hombre se recostó en la silla y le hizo una sola pregunta “¿Quién es Marco?”

La pregunta la tomó por sorpresa “Él era mi hermano gemelo, murió hace dos años ¿Por qué? El hombre se rasco la nuca y se froto los ojos “La mancha que cubre sus ojos parece estar formada por sangre seca, y escribe la palabra <Marco>” en su ojos”

viernes, 22 de agosto de 2014

Día 200: Duende.

La pequeña casa de campo estaba oscura y destilaba un olor a humedad muy fuerte. Isaac fue contratado como un peón que debía cuidar la gran propiedad de un hombre poderoso y adinerado al norte del país; la madre de Isaac había fallecido recientemente y ahora su familia afrontaba graves problemas económicos.

En este trabajo Isaac no sólo había encontrado un salario, también le proporcionaban una casa y tres comidas a cambio de tareas relativamente fáciles: podar el jardín, limpiar una piscina, alimentar a un par de perros y unos cuantos caballos. La simple naturaleza de los trabajos y el contante cambio de los peones de la finca causaban en Isaac una duda ¿porque se iban todos? ¿Sería acaso una trampa: explotados con mas tareas de las descritas y con un salario inferior? ¿Problemas con el dueño de la casa?

Isaac tanteó con la mano la pared en busca del interruptor; esta era húmeda y pegajosa, como si nadie hubiese vivido allí por mucho tiempo. Finalmente lo encontró, y tras un "click" pudo escuchar al bombillo entrando en calor mientras emitía un zumbido y una ola de luz empezaba a aparecer lentamente; Issac pudo ver entre las tiniebla que se disolvían, la figura de varios hombrecillos que se escabullían entre los muebles viejos.

Cuando la luz se encendió del todo, un eco de risitas agudas lleno la habitación.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Día 199: Mutación.


Un chico sector, de una pequeña sección, de una diminuta tira, en una fracción de un brazo helicoidal, de un minúsculo núcleo, en una célula casi insignificante; sufrió un pequeño revés, dos partículas danzando el baile de la división celular, sufrieron un pequeño tropiezo desencadenando una legión de células mutantes, inmortales, agresivas, recursivas y aventureras.

Capaces de viajar y propagarse por el agitado torrente sanguíneo, instalándose en lugares para los cuales jamás estuvieron preparadas, echando raíces, defendiéndose y apropiándose de recursos inimaginables antes de la mutación. Esta gran odisea sólo podía ser observada desde el exterior como un imperceptible bulto en la garganta.

martes, 19 de agosto de 2014

Día 198: Operación.


El lugar aún estaba oscuro y frio, tenía los ojos nublados, además se sentía muy aletargado. Pero no se asustó por eso, ya le habían dicho en el hospital que se iba a sentir así después de la operación; pero a medida que pasaban los minutos el lugar no se aclaraba y nadie venia a buscarle para informarle como había salido todo.

Una pequeña oleada de miedo empezó a subirle por el vientre a medida que los minutos se hacían horas. Finalmente decidió no esperar mas y salir a buscar ayuda; pero las piernas no le respondían, intentó gritar pero sus labios permanecieron sellados, cuando el pánico se hubo apoderado de su cuerpo inmóvil una voz que parecía venir de otra habitación se hizo presente: “Hubo muchas complicaciones durante la cirugía, y no hay muchas esperanzas que despierte, deberían considerar donar sus órganos”

lunes, 18 de agosto de 2014

Día 197: Silencio.

Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.
El ultimo de los hermanos es Zilion, un hombre silenciosos que ha aprendido por las malas que hay limites y consecuencias, su ojos ausente; fiel recuerdo de una batalla que perdió, no le hace falta. Su mirada aun es potente y penetrante; puede observar la energía moviéndose por el tiempo. Es este extraños contraste el que le ha otorgado un porte misterioso e imponente, haciéndolo respetado y temido entre sus hermanos.
Es el encargado de juzgar el existir que termina, su puesto ha sido usurpado varias veces, al punto que el portador del titulo del juez, suele ser el elemental que cae más a menudo. Zilion obtuvo su lugar después que su predecesora se lo regalara como castigo al hermano mayor. Zilion es un juez justo, que guarda silencio hasta conocer el veredicto; esta es una actitud que sigue en su vida diaria: es un espectador del espectáculo llamado mundo, donde los actores intervienen  en diversas mascaradas llenas de dolor y alegría.

En un ejercicio que evitó durante mucho tiempo, Zilion juzgo su propio existir y se dio cuenta de su desgarradora soledad, justo como su ojo, estaba sólo en un espacio vacío. Por esto, aun sabiendo las consecuencias y el castigo que podría enfrentar, ha decidido arriesgarlo todo ante sus hermanos y su padre con tal de gozar una ultima vez de la felicidad.

domingo, 17 de agosto de 2014

Día 196: Esperanza.

Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.
Los problemas nunca han ocupado espacio en la mente y tiempo de Levassi; ella sabe que a la alarga o todo se soluciona o las personas terminan adaptándose. Esto lo aprendió de la manera más difícil que pudo imaginar: nunca podría tener hijos, una extraña infección adquirida durante su infancia habían hecho de su matriz un suelo árido y estéril.
Este hecho la había marcado como una mujer innecesaria, prácticamente media mujer, pues nunca podría darle a un hombre el honor de la descendencia. Levassi cayó en una profunda depresión, su único anhelo se había desvanecido. Hasta que una mañana de primavera pudo ver un grupo de crisálidas abriéndose en un árbol del jardín, dejando escapar a las mariposas que se calentaban al sol antes de volar. Pero un grupo de orugas seguían alimentándose y subían por el árbol de manera perezosa; la idea le llego cual revelación: No todas las orugas se hacen mariposas.
Con esta idea enterrándose en su cabeza, Levassi por fin fue libre de dejar de llorar por “quien quería ser” y empezar a disfrutar “quien le tocó ser”. El asunto con la vida, es que cuando dejamos de luchar contra nosotros mismos, los que deseamos suele entregársenos en bandeja de plata. Una tarde con el cielo bañado en oro, las flores esparcían su olor por el aire denso y cálido del verano; un hombre joven con una mirada triste y opaca, sentado en una vieja del parque le recordó su propia depresión. Así que se acercó a él y dándole un mensaje de esperanza, se alejó entre la multitud.

Cuando el hombre la tomo de la mano y le enseño un frasco con un extraño liquido en su interior, Levassi no pudo negarse, podía sentir como el universo le clamaba por ayuda. Además, sintiendo la mano del hombre alrededor de la suya, supo que eso era todo lo que necesitaba. 

sábado, 16 de agosto de 2014

Día 195: Antiguo.

Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.
Tsai es el mas antiguo de los elementales, para su dolor y mala suerte, es el único original; ningún otro ser se ha encargado nunca de recolectar la energía después que esta ha recorrido una vida. Él ha visto todo desde el comienzo y es probable que lo vea todo hasta el final.
Tsai no ha sido indiferente a los placeres humanos, ha conocido de primera mano el amor, el rechazo y la muerte alguien cercano; tal vez demasiadas veces. Su papel en el ciclo del existir lo han hecho un personaje detestable y temido por sus hermanos, pues saben que es él, al fin de cuentas, quien debe retirar la energía restante de sus vidas pasadas al desaparecer el Icor de sus cuerpos.

Sus hermanos actuales no parecen ser significativos, cada uno de ellos esta demasiado preocupado en su propia existencia como para siquiera imaginar que algún día podría terminar. Sin embargo hay uno en particular al que Tsai detesta, sus planes parecen siempre inmiscuirse en sus propios deseos; sin embargo este hermano tiene un gran poder al que Tsai teme: su hermano, a diferencia suya, no teme a la muerte y el olvido. 

viernes, 15 de agosto de 2014

Día 194: Conspiración.

Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.
Havin es una elemental temida por sus hermanos, su capacidad de conspiración ha intimidado a al menos 6 elementales; y 4 de ellos dejaron de existir por su mano, que moviendo hilos invisibles tornaron el destino en un rumbo que aprecia convenirle sólo a ella. La fama que se ha ganado Havin por manipular a  los mortales e inmortales, incluso ha llamado la atención de su padre; quien lejos de reprimirla, observa como morbo, como quien lee la escena del asesinato del protagonista de la novela.
El trabajo de Havin es encargarse del 60% final de una vida; esto la ha puesto como testigo de primera línea, las consecuencias con las que acarrean las acciones de las personas. Pero contrario a lo que podría pensarse, Havin recorre la eternidad sin pensar en el después; si hay una buena fiesta, lo mas seguro es que Havin este allí. Ella hay decidido que sin importar las consecuencias, el haber disfrutado del placer es algo que ni todo el dolor del mundo puede arrancarnos.
Havin carga con sigo una lanza para protegerse, pues conoce de primera mano la guerra que se vive día a día en el mundo mortal. El como obtuvo su inmortalidad es algo que no le ha confesado a nadie, siempre que alguien le pregunta ella cambia la historia. Lo único certero, es que a lo largo de los milenios, Havin ha tejido una interminable y compacta red de coincidencias y hechos que hacen imposible pensar que cada acto ya ha sido vislumbrado por ella. Sí, su oficio le ha otorgado grandes dones y favores.

Actualmente, los eventos se han desarrollado de una manera que Havin no había previsto, pero no por eso la desfavorecen, está reacomodando su estrategia y la certeza de la victoria es tal, que ya ha elegido un nuevo frasco para guardar el Icor que esta a punto de conseguir. 

jueves, 14 de agosto de 2014

Día 193: Molestar.

Bueno, en los últimos días de vacaciones, he decidido presentar a los personajes en los que he estado trabajando. Este es el primero de ellos. Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.

Si hay un elemental al que no debes hacer enojar ese es Rondom, no por nada es “el hombre montaña”. Rondom ha pasado al menos Dos milenios en soledad. Viendo a los mortales disfrutar del existir, el formar pareja y casarse, tener descendencia y extinguirse del mundo para siempre; pero él permanecía solo, atrapado entre su pasado ya borroso y la inmortalidad que se extendía en el inalcanzable horizonte, cargando con su fuerte temperamento y un hacha de plata que gustaba llamar Sil.
Rondom hilaba la vida de los seres, pero a medida que tejía, se hacia nostálgico y violento, marcando así el destino de los mortales que creaba. En una ocasión, su hermano, el moldeador discutió con él: todo su trabajo se arruinaba por su melancolía y sus berrinches.
Rondom le reclamo por su dolor, pero era evidente que Tenko no tenia el mas mínimo interés en su hermano, la discusión se profundizo y los otros elementales se dedicaron a ver como la pelea pasaba rápidamente a las manos y las armas; aun que siempre han sido 5 elementales, todos parecen tener un plan par el Icor de los otros. 
Tenko utilizo su tridente, pero para el cuerpo macizo de Rondom, y su hacha Sil, no habían oponentes, el icor de Tenko se derramo y fue puesto en un frasco de vidrio, a Rondom se le dieron 12 horas para encontrar un nuevo contenedor. Se dice que durante once horas y media, no hubo ninguna creación en lo absoluto.

Cuando el tiempo estaba por terminarse, Rondom se sentó en una banca de un parque de alguna ciudad humana, su rostro de angustia y dolor atrajeron una jovencita de piel caramelo y ojos verdes que le ofreció una flor.
-No te preocupes guapo –La voz de la mujer era melodiosa –Lo que sea que te pase, tiene solución.
La mente de Rondom, voló hacia la pelea, hacia la historia de Tsai y Mooi, hacia el castigo que le esperaba y hacia la flor de su mano. Rondom corrió entre la multitud y tomó a la mujer de la mano, haciéndole una proposición que incluía un horizonte de eternidad y una botella rellena de Icor.

Día 192: Planeta.

El cielo estaba oscuro, no había una sola estrella en el campo visible. Estaban sentados en la colina, sobre una manta a la espera del espectáculo. Otras parejas se hallaban cerca, con las miradas fijas en las colinas, algunas conversaciones se llevaban a cabo en medio de discretos susurros. "Oye" dijo ella como preguntándoselo a un gran grupo y así misma al mismo tiempo. "¿Crees que haya vida en otros planetas?"


El se incorporó un poco y la movió a ella para disfrutar el espectáculo "No, no lo creo". En ese momento el par de lunas gemelas se elevaron por sobre el horizonte de un extraño planeta con ríos de plata en una lejana galaxia.

martes, 12 de agosto de 2014

Día 191: Odio.


El pueblo no era más que una grana piscina de barro, donde la hierba y las rocas no tenían lugar, la lluvia continuaba cayendo con furia, creando una barrera solida, casi impenetrable que danzaba al compás de un iracundo ventarrón.
Jairo se arrastraba a cuatro patas por el fango y la oscuridad mientras la herida a su costado sangraba, haciendo que el precioso líquido se derramara hasta perderse en la tierra vino tinto. Una expresión de pánico perpetuo se dibujaba en su rostro mientras la figura de su auto se mostraba impávida en medio de la tormenta.
Una figura barbada se aproxima por la espalda, con el barro subiendo hasta las rodillas en cada paso, el hombre mecía su hacha como un péndulo que lo impulsaba hacia adelante. El aliento de extraño se veía brevemente antes de desaparecer bajo la tormenta que lavaba el arma, el hombre levantó la cabeza del hacha y la descargó contra la espalda de Jairo, esparciendo el sonido viscoso de la sangre que abandona un cuerpo.
El arma continúo subiendo y bajando por al menos treinta veces, reduciendo la humanidad de Jairo a una pulpa indiferenciable del fango que lo rodeaba: huesos, cartílagos, ropa, sueños y esperanzas fueron lavados, ocultos y enterrados por la tormenta que duró dos días mas.
A las autoridades les tomo al menos una semana darse cuenta la desaparición del revisor fiscal enviado al pueblo fronterizo para cobrar los impuestos atrasados. Dos comisionados fueron enviados, pero sólo recibían negativas y portazos en la cara al identificarse. Para el final de la tarde, un grupo de hombres armados con pistolas, azadones, hachas y palos; se habían reunido para pedirles que se marcharan o enfrentaran las consecuencias.
-Ven Julio, dijo el veterano mientras tiraba del brazo de su aprendiz camino al auto.
-P-pero ¿y Jairo? –Pregunto el joven angustiado.

-Vámonos, a Jairo ya no lo pueden encontrar aquí. –El viaje de regreso fue muy callado, Julio tenía la cabeza llena de dudas, y el anciano lo sabía, por eso, casi al llegar a la central de nuevo el anciano volvió a hablar –Cuídate mucho en lugares como los que acabamos de visitar: el odio vive en un pueblo pequeño. 

Día 190: Tabaco



La habitación estaba oscura, los objetos estaban difuminados e ingrávidos esperando el contacto de la luz. Como un agujero de otra dimensión, la punta de un cigarro encendido despedía una luz tenue y olorosa que iluminaba el rostro de un anciano deteriorado por el paso implacable de los años. El hombre respiraba forzosamente, probablemente tratando de movilizar los últimos litros de aire que alguna vez podría disfrutar.

El hombre observo la tormenta por la ventana, apago el tabaco y espero en silencio. Marcela entro en la habitación sacudiendo el paraguas para secarlo. Su traje de luto estaba empapado desde el cementerio. Un olor a tabaco llenó la habitación, algunas lágrimas rodaron por su mejilla y se perdieron en su blusa mojada: no había notado lo mucho que iba a extrañar a su padre

domingo, 10 de agosto de 2014

Día 189: Virus.


Se extrajo un poco de sangre y la deposito en el delgado tubo de acrílico. La agitó un poco y esta se extendió por las paredes del colector como manos pegajosas y agónicas que buscaban con desesperación la salida.
Al interior, un grupo cada vez menor de celular rojas se agitaban como balsas en un mar carmesí, células blancas se disolvían y estallaban como palomitas vacías en medio de una salsa viscosa. Pequeñas plaquetas se aglutinaban en el fondo, encerrándose a si mismas en una barrera granate e irregular; en medio de todo, seres con apariencia futurista y extraterrestre, similar a naves proteicas se desarmaban guiadas por milenios de evolución y suerte, encajándose en los armazones de la vida. Como fichas de rompecabezas que mutan y cambian su forma para transformar de apoco el dibujo final.

El virus logro camuflarse, usando el bote salvavidas de proteínas se replico así mismo, usando la fuerza de su adversario en su contra había logrado mejorarse a si mismo hasta niveles insospechados e incontenibles. Para el final del día, dentro de los diales llenos de sangre que viajaban camino a un mercado negro de armas biológicas, iba empaquetado un nuevo lote de “Selección Natural” 

sábado, 9 de agosto de 2014

Día 188: Circo.


El lugar estaba apunto de reventar, las personas que no habían podido entrar a la función hacían fila, dándole ya la vuelta a la manzana. El rumor del gran espectáculo de payasos había recorrido ya varios pueblos, y personas de otras localidades venían a disfrutar el show.
Adentro, la espera no tuvo lugar y los payasos hicieron su aparición, saltando de la torre de los trapecistas y rebotando en el suelo como si fueran de goma, simulando un incendio y corriendo por el escenario en llamas mientras vapor salía de sus trajes. En un punto del show uno de los payasos fue desmabrado limpiamente por los otros, y estos pasaban los miembros que se retorcían como gusanos, al público; entre tanto la cabeza del payaso se mostraba atónita, con un gesto divertido en medio de la arena.

Las funciones se extendieron hasta las 2 de las mañana, cuando el maestro despidió al público y cuando todos se hubieron ido, el maestro de ceremonias metió a los monstruos disfrazados de payaso de regreso a las jaulas. 

Día 187: División.


Uno gota marcaba el compás de la respiración del grupo, eran guiados por varias linternas que con su luz, desgarraban la oscuridad del túnel. El grupo de soldados empaquetados en sus trajes de riesgo biológico eran las únicas personas que aun quedaban en el laboratorio; todo el personal había sido evacuado.
La energía se había cortado, con la esperanza que el cambio de ambiente y temperatura tan estrictamente controlados, fueran suficiente; pero las puertas carcomidas, los vidrios rotos y el rastro de sangre decían lo contrario.
Era un laboratorio que experimentaba con el mayor misterio del cosmos: La vida, sin embargo el proyecto que se había descontrolado era clasificado, el grupo de hombres había bajado allí con una sola instrucción “Maten todo lo que se mueva” un olor pútrido se mezclaba en el aire, rea denso y caliente. Unas cajas sonaron en un rincón y todo el grupo se giró, una figura se deslizaba cerca al piso, produciendo un sonido viscoso.
El líder de una señal y se replegaron apuntándole al extraño ser, era un largo gusano cubierto de una baba pegajosa con un pequeño ojo alargado en un extremo, una mandíbula llena de dientes delgados y puntiagudos se abría en un excepcional gesto similar al dolor. Los hombres empezaron a disparar presas del pánico y el desconcierto. La criatura gruñía y se retorcía con furia, un liquido verde empezó a brotar de sus cuerpo, mientras su abdomen parecía separarse, formando una brecha delgada que se desdibujaba de apoco.
De esta sección posterior se desprendió otro ser exactamente igual al anterior, que sucumbió ante la lluvia de disparos antes de poder abrir su ojo. Los hombres miraron con curiosidad y temor los cuerpos que se disolvían en el aire con un extraño sonido similar a un silbido, uno de ellos se giró; no podía seguir viendo el monstruoso espectáculo. Al cambiar de posición, su linterna iluminó un pequeño montón palpitante y viscoso.

El hombre llamó la atención de sus compañeros y  señaló el montículo: un grupo de esas criaturas estaban en plena división.