Después de investigar un poco, esta palabra proviene del modismo ingles Zing que vendría siendo, literalmente: “reírse
de alguien en su presencia tras hacerle una broma”
Los murmullos se esparcían por la sala como fuego sobre combustible. El
joven pálido de cabellos largos y
enmarañados se mecía en su asiento de lado a lado con una sonrisa perturbada en
la cara mientras la camisa de fuerza le daba un abrazo perpetuo. Los guardas
evitaban mirar a la perturbada cara que se movía con insistencia en el asiento
de la corte. Un anciano juez, con barba larga y ojos grises se sentó el atrio mirando de lleno al joven que parecía jugar
con una multitud indivisible.
-Este joven es traído por ser acusado de matar y violar a por lo menos
18 mujeres –Dijo el guarda principal.
-¿Y como saben que él es el culpable –Preguntó el juez –Parece difícil de
creer que haya podido pasar desapercibido tras tantas muertes y dolor ,además no
parece estar lo suficientemente centrado para realizar tales brutalidades.
-Estaba en todas las escenas del crimen, o al menos a dos manzanas a la
redonda, según reportan varios testigos –tomó la palabra el fiscal.
-¿Estaba solo? Sería mas lógico si alguien lo ayudara a concentrarse –Preguntó
el juez con un extraño brillo en los ojos. -Tal vez un amigo, o un familiar.
-Eso parece su señoría, no tiene familia conocida y hasta hace algunos
meses solía merodear en soledad por todas las escenas del crimen.
-Joven –El juez levantó al voz- ¿Qué hacia usted con esas mujeres?
-Nada –El joven posó su perturbada mirada sobre el anciano, dejando
entre ver un ápice de inocencia en medio de la oscuridad –Yo nada, pero mi
amigo y yo bromeábamos.
-¿Qué amigo? –Preguntó el juez intrigado.
-No no no no-El joven negó con la cabeza de manera insistente –La broma
aun no ha terminado, hay que seguir jugando.
Un silencio descendió sobre la sala, el juez se puso pálido como su
barba mientras las mujeres del recinto se abrazaban a sus familiares y amigos.
-¡¿Que quiere decir con que la broma no ha terminado?! Maldito fenómeno–Le
grito el guarda mas cercano. Pero el joven se limitó a reír y a mecer su cabeza
mentiras exclamaba para todo el recinto:
“Bazzinga”