lunes, 16 de noviembre de 2015

Noche de tormenta

El cielo se había elevado mas de la habitual sobre la faz de la tierra, casi desapareciendo de la vista humana. La lluvia había iniciado de manera repentina emergiendo como nubes similares a globos de agua que habían sido desgarradas con un cuchillo. La ciudad estaba bajo una catarata; algunos se habían despertado súbitamente por el intenso golpeteo sobre sus techos, otros se habían acomodado mejor en sus camas y algunos más observaban la tormenta desde sus escondrijos oscuros. Un relámpago golpeó el centro de la ciudad y casi de inmediato el sonido del trueno descendió pesado como un mazo que golpea un yunque aplastando el silencio que lo recubre.

Joel despertó con el fogonazo producto del clima; después de meses de ahorrar para su modesto apartamento de soltero no quería arriesgarse a perder sus electrodomésticos por la tormenta eléctrica. Su mente cansada le decía que los reguladores de energía de cada aparato los mantendrían a salvo, disparando los brakes de la energía en su casa con la más mínima subida de voltaje; pero no quiso arriesgarse. Se sentó pesadamente al borde la cama y trato de disipar la capa de sueño que cubría su rostro frotándoselo con las manos.

Dudó un segundo al borde la sala: era un gran agujero sin ningún contenido mas que las sombras; al tocar el interruptor los  muebles, el cielo raso y el suelo se materializaron ante sus ojos. Desconectó su televisor, el equipo de sonido, su consola y dvd. En la concina desenchufó el microondas y dudo brevemente si también debía desconectar la nevera; finalmente decidió hacerlo, de todas maneras adentro sólo habían una botella de agua y sobras de su cena.

Ya listo para regresar a su cuarto, dio una última mirada a la habitación, todo parecía acurrucarse ante la insistente lluvia. Cuando estaba a punto de apagar la luz un ruido seco llamó su atención: algo había golpeado contra el cristal de su balcón que daba a la calle principal. Joel se giró esperando ver algún murciélago perdido en medio de la tormenta, sin embargo justo fuera de su ventana había un enorme gusano blanco de casi un metro de largo retorciéndose adherido al vidrio mediante doce ventosas púrpura. En lo que parecía ser la  cabeza del animal un par de ojos rojos brillantes examinaban el interior del cuarto con curiosidad mientras un par de antenas peludas exploraban el vidrio en busca de alguna apertura.

Atemorizado, Joel apagó la luz, con la esperanza de desinteresar a la criatura, como quien apaga una lámpara para alejar a las polillas. La oscuridad devoró a Joel en medio del cuarto mientras la lluvia y las ventosas continuaban rugiendo fuera de la ventana.


La tormenta pasó la historia como una de las más fuertes de los últimos 20 años, colapsando autopistas, desbordando ríos  y derrumbando viejos edificios consumidos por el moho. Sin embargo todos los destrozos pasaron desapercibidos en las noticias locales, cuando se dio de la información de un apartamento en el centro de la ciudad, el cual fue encontrado cubierto de una extraña pelusa blanca creciendo a través de los muebles y las paredes. En el cuarto principal yacía el cuerpo descompuesto de un hombre muerte que albergaba en su vientre cientos de pequeños huevecillos traslucidos que dejaban ver pequeñas larvas blancas con ventosas purpuras creciendo en su interior.