domingo, 6 de noviembre de 2011

La Ira


El rojo se apoderaba de él, se le calaba en los ojos y le deshacía la mente dentro de la cabeza, le hacía temblar las manos y doler el pecho. Se sentía molesto, molesto con su padre, molesto con la mujer que no lo amaba y molesto con el ser sin ombligo.
Él la amaba y deseaba hacerla feliz, si ella quería la dejaría entrar en él, si ella quería él desobedecería a su padre, si ella quería el los mataría a todos; pero ella no quería nada de él.
Un día sin más ruido que la caída de una hoja, su padre la echó y él estalló con el ruido de una montaña que se derrumba; ahora él los mataría a todos, aunque ella no quisiera. Atacó a su padre, con sed de sangre y hambre de ella y su padre no tuvo más opciones que echarlo junto con ella.
Ahora ella lo quiere a él, lo quiere matando, lo quiere dentro de ella, lo quiere porque desobedeció a su padre, ella lo quería porque ya no tenía al ser sin ombligo y yo sospecho que ellos se quieren porque son iguales: ambos odian a su padre.



                                                    imagen tomada de coolvibe.com

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