La bruma de su mente se disipaba dándole lugar a una
oscuridad densa y viscosa que recubría su cuerpo, la sentía húmeda y pesada
sobre cada centímetro de su piel. “¡Que noche!” pensó para si, hace mucho que
no se embriagaba tanto.
Intento levantarse cuando notó que una correa de cuero le oprimía
el pecho, fundiéndole con la cama y restringiendo su respiración; al intentar
levantarse noto sus manos atadas sobre su cabeza la piernas atrapadas entre
barras de metal; el pánico sobrevino instantáneamente trayendo consigo sacudidas
que incrustaban las ataduras contra su piel desnuda y tras un leve grito de
pavor sintió un frio que le recorría la espalda y la bruma le llenaba la mente
otra vez.
Esta vez no había bruma, su despertar fue repentino, seguía atado
de igual manera, pero podía ver una línea que llevaba un líquido lechoso al
interior de sus venas. La bolsa de la cual salía el líquido estaba marcada como
ST01. Estaba llena hasta la mitad. Intento sacudirse de nuevo, pero el frio y
la bruma regresaron para llevárselo a la inconciencia.
Ahora no estaba tan sumergido en la bruma y los
acontecimientos de la noche anterior flotaban en su mente. Había ido a un bar a
celebrar, ya no recordaba a celebrar que, pero estaba muy eufórico al entrar,
de hecho estaba tan feliz que invito una ronda a todos en el bar, a casi 60
personas.
Recordó la cara de una mujer bajita, de cabello hasta los
hombros y ojos cafés que bebía sola, recordó que cuando se acercó a hablar con
ella otra chica se aproximó a ella, se
besaron y él tuvo que disimular entrando al baño que estaba tras ellas. Frente
a sus ojos nublados desfilaron al menos 15 vasos de diversos licores, brindis
incoherentes. Recordó subirse a un taxi, hablar estupideces de las mujeres que
se besan con otras mujeres y confesarle al taxista que no traía un centavo en
su ser. El taxista se detuvo de inmediato y lo dejo en medio del distrito
industrial, donde un frio le recorrió la espalda y la bruma se introdujo en su
cabeza.
Cuando estuvo alerta de nuevo se dio cuenta que esta bruma
no duraba lo mismo que antes, era mas débil y tardaba cada vez mas en aparecer,
y a medida que la bruma bajaba, también lo hacia le bolsa que se vaciaba en su
cuerpo.
Finalmente la bolsa se vacío y las ataduras de las manos se
soltaron, se apresuró a soltarse el pecho y las piernas, pudo confirmar lo que sospechaba:
estaba desnudo, no sabía como o por que ni para que pero todo esto debía ser
culpa de las lesbianas. Si ellas no existieran ahora él estaría acostado con la
chica bajita de ojos cafés.
Recorrió la habitación con las manos, pues sus ojos aún no
se adaptaban a la oscuridad del ambiente.
La habitación se atravesaba en 15 pasos de ancho y 18 de largo, estaba ocupada
por una cama y un clavo, desde el cual colgaba una bolsa vacía rotulada como ST01.
-¡¿Hay alguien aquí?!- grito a la oscuridad, pero nadie respondió.
-¡¿Por qué estoy aquí?!- la angustia le zubia por la garganta
y le hacia desafinar la ultima silaba- Si es por dinero, te jodiste por que no traigo ni un “duro” encima.
Obviamente no era por dinero, estaba desnudo, quien quiera
que fuera su captor ya sabía que no traía dinero.
-Si es por mis órganos, pues…-No tenia nada para decir, aun que
no era un atleta, sus órganos no eran anda despreciable- por favor no me haga
daño- su voz que convirtió en susurro apenas perceptible.
Un punto rojo titilante si hizo notorio desde una esquina de
la habitación. Lo estaba grabando, cuando se acercó a revisar mejor sintió un pinchazo
en su pie, cuando reviso vio una pequeña aguja que salía entre en dos bloques
del piso, la bruma reapareció y su cuerpo se desplomo en la oscuridad.
Despertó de nuevo a la cama, sin ataduras, pero con una
nueva línea a sus venas, esta vez conectada a una sustancia aceitosa marcada
como FEP78-3. Intentó desconectarse de la nueva línea cuando una voz hizo eco
en la habitación.
-Por favor no lo haga, cuando el fluido termine, podrá irse
a casa. Si se retira la línea debo atarlo de nuevo a la cama.
Retiro su mano de la línea.
-¿Es enserio?
La voz grave proveniente de ningún lugar sentenció un sí. Tras
lo que pareció una eternidad el fluido término,
él se desconecto y una puerta se abrió y tras la puerta se encendió una luz iluminando
un largo pasillo.
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