Yo
te quiero más que a mi dolor, y como el masoquista empedernido que soy, eso ya
es decir mucho. Te quiero porque es el
castigo más apropiado a mi colección de pecados, porque ningún dios maquinaría
una condena tan despiadada y dolorosa. El amarte hace del mundo un lugar más
justo; pues alguien tan malvado como yo no puede quedar impune.
El
que alguien como yo quiera a alguien como tú, es la prueba que la tierra no
perdona nada, que todos los crímenes se pagan en vida, que ninguna deuda queda
sin pagar. El quererte como te quiero me hace peligrosamente agradable, despiadadamente
justo y desgarradoramente misericordioso.
Para
mi desgracia te quiero mas que mi sufrimiento, y eso me ha condenado –y me
perdonaras la expresión –a vivir feliz por siempre.
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