domingo, 9 de febrero de 2014

Día 9: Reloj

Para este contexto será un reloj de arena.

La vida es, en muchos sentidos, un reloj de arena: da giros inesperados justo cuando pensamos que todo se ha definido, es incesante y la gravedad de nuestras vidas es la que determina el ritmo al cual cae la arena. En nuestra historia hay dos relojes, dos vidas que están a punta de cambiar y la arena caerá de tal manera, que cada grano ahogara a cada uno de ellos sin que pueda evitarlo.

Nuestro primer personaje es Armando, un miserable ladrón de Ganado, tan miserable que es el hombre más rico del pueblo. Un bebedor empedernido que hace cerrar las tabernas durante dos y tres días para consumir con sus hordas de seguidores todo el producto del local, con casas majestuosas y autos lujosos; Armando es el hombre héroe de pueblo: Un maldito parasito que hace daños en otro lugar y despilfarra sus ganancias en la taberna local, nadie lo critica, pues, uno no sabe, tal vez Armando en medio de su ebriedad, regale como es costumbre uno o dos millones a un ciudadano al azar.

En uno de sus viajes a la gran ciudad, consumido en su estado mas alto de ebriedad, Armando no puede darse cuenta que el ultimo grano de su reloj de arena ha caído y este se dispone a girar, haciendo que la vida de Armando, literalmente colisione con la vida de Raúl, nuestro segundo personaje: un joven provechoso al cual se le termino la arena en el reloj. Lo curioso de la vida es que siempre encuentra la manera de jodernos, atacando desde esquinas inesperadas.

No es el hecho que Armando haya matado a Raúl con su auto ultimo modelo, es el hecho que la muerte de Raúl haya permitido la aparición de un tercer e inesperado personaje,  un monstruo tan malévolo que no necesita mas nombre que: El Hermano De Raúl, un policía.

Este hombre, como la mirada fría como glaciares sólo necesita pronunciar algunas palabras para hacerle entender a Armando que su pequeño universo de goce acaba de caer bajo su propio peso: “A mi hermano no me lo va a pagar ningún seguro, a mi hermano me lo va a pagar usted”

Es cuestión de meses, este monstruo salido de las sombras que envuelven las pesadillas de Armando consume su mal habida fortuna, pidiendo diez millones semanales, una semana por cada año de vida de Raúl quien vivió 27 años. Para la semana 15 Armando había perdido su trabajo, su casa, sus autos y sus seguidores. Cuando las peticiones se hicieron insostenibles Armando trató de huir, pero el monstruo pudo perseguirlo hasta los pueblos mas alejados, esta vez y en castigo por su cobardía, exigía el doble de dinero semanalmente.


Lo ultimo que se supo de Armando, bueno lo ultimo que se supo es que no se supo nada más, era como si Armando se lo hubiera tragado la tierra, ahogado entre las propias arenas de su reloj; o como lo dice cierto policía que perdió a su hermano en un accidente de trafico, era como si se lo hubieran tragado las aguas de cierto rio que suele tragarse a los cadáveres…

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