lunes, 3 de marzo de 2014

Día 31: Mañana

La constante postergación de sus tareas le habían acarreado una importante fama de incumplido e irresponsable, a tal punto que todos lo evitaban a la hora de realizar importantes trabajos, divertidas reuniones sociales, e incluso, habían pasado de amarle, pues hasta el amor lo dejó para mañana. Y mientras los días pasaban y la gente se desaparecía, él permaneció, indemne, sin nada más que una sonrisa en su boca, pues su cabello lucía tan fresco y abundante como lo hacia desde su juventud y su rostro permanecía ingrávido, como un tesoro oculto en medio de la selva. Lo que la gente no sabía era que él había dejado la muerte para mañana; y el mañana se echo a perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario