Los arboles se extendían hasta rozar el cielo, tapando casi toda la luz, dándole al bosque un extraño tono verde, los sonidos de las aves resonaban en los troncos huecos con un tono lúgubre, 1/8 mas grave de lo que deberían. Martha caminaba sin saber exactamente como había llegado a este lugar, los últimos hechos estaban borrosos en su mente, como si los viera a través de una ventana sucia: recordaba un accidente de transito, un auto que se salia de la carretera y ¿caía en el bosque? No estaba segura.
Ella estaba intacta, aunque recordaba haber visto una mujer herida en el auto, por eso había corrido al bosque para buscar ayuda. Pero el tiempo pasaba y el bosque se ponía mas tétrico a medida que avanzaba, parecía un gran océano esmeralda que se extendía hacia los limites de la realidad y esto inquietaba a Martha, quien empezo a correr y a gritar por ayuda haciendo que sus pasos resonaran a lo largo de todo el lugar.
Martha alcanzó el verdadero pánico, cuando recordó que no había nadie con ella en el auto.
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