lunes, 10 de marzo de 2014

Día 38: Frio.

La nieve cubría toda la casa, y el camino que la rodeaba. Dejándola asilada, como un punto negro en medio de un océano denso y esponjoso 

Adentro, Ricardo esperaba, básicamente un milagro. Había entrado hace tres días, cuando la nieve no era tanta y había quedado atrapado allí cuando la tormenta arrecio durante la noche. Era un bandido, que había entrado a robar en la alejada casa de campo de una pareja adinerada, ellos estaban muertos ahora, abajo en el sotano.

La leña se había acabado recen y los muebles no ardían con facilidad. Ahora estaba acurrucado bajo una sabana en el piso, desde la noche anterior había escuchado (o eso creia) pasos en toda la casa, sabiendo que estaba sólo era algo que le preocupaba.

La noche avanzaba lentamente y Ricardo ya no podía mantenerse despierto, el fuego termino de apagarse sumergiéndolo en una oscuridad viscosa. Para su desgracia el frio empezó a asenturse mas, le hacia castañear los dientes. Así que decidió que sólo podía quemar la cobija, pero al despertarse, vio los cuerpos de los antiguos dueños de la casa subiendo por las escaleras del sotano.

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