domingo, 27 de abril de 2014

Día 83: Gato.

El viejo Bettis, el anciano mas rico del pueblo, veía con morboso placer como la viuda y sus dos niños pequeños eran sacados a la fuerza por el banco, ya incapaces de pagar la hipoteca. El viejo dueño de la casa, del banco y de prácticamente todas las almas del pueblo se había quedado con algunos objetos desgastados, cuyo único valor era el sentimental para; según él, recuperar parte del dinero perdido con la hipoteca de la viuda.

Entre estas cosas, estaba un viejo gato con el pelaje brillante y sin el ojo izquierdo, a pesar de las suplicas de los niños el anciano lo retuvo y lo llevo a su mansión. Lo dejo en el pasillo y se dirigió a dormir en su desolado cuarto.

Esa noche Bettis se revolcaba entre pesadillas, las casas de los pobres ciudadanos estafados y conducidos al suicidio por sus altas deudas se aparecían frente a él, saliendo de una neblina viscosa.

A la mañana siguiente, cuando el hijo mayor de viuda, tomó el valor de reclamar su gato, se sorprendió al colarse en la habitación del viejo y encontrarlo muerto en su cama, ahogado bajo el peso del gato recostado en su pecho

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