domingo, 13 de abril de 2014

Día 72: Cena.


El bar estaba prácticamente desierto, el cantinero contaba las ganancias de la noches mientras un reloj de pared se preparaba para alinear sus manecillas; eran las 3:31 am.
Dos extraños seguían sentados ante la barra, uno fumaba un cigarrillo y el otro terminaba una cerveza, ya tibia de tanto esperar. "¿Y que lo trae por acá?" preguntó el hombre del cigarrillo. "No es por presumir, pero vengo a buscar a una muchacha guapa, ¿y a usted?" le contesto el otro hombre, notablemente ebrio.
"Negocios, nada más. ¿Que tiene de especial esta muchacha?" El hombre dio una larga aspiración a su cigarrillo y luego dejo salir una bocanada de humo desde su boca de chimenea. "La muchacha no tiene nada de especial, pero el padre tiene como 35 millones de cosas especiales, si usted me entiende" El hombre terminó la bebida y se quedo mirando el vaso con gesto melancólico.
"De donde vengo hay dicho << Si el árbol esta cargado, toma la fruta aunque este verde, no sea que te quedes sin frutas maduras>> El ebrio lanzo una sonrisa a la nada, recordando memorias de humo. El acompañante tomó el cigarrillo sobrante y lo aplastó contra la barra. "Bueno, de donde yo vengo también hay un dicho <<Te veré en el infierno para la cena>> Inmediatamente desenfundó su revolver y en un ágil movimiento vació todo su cargador contra el hombre que caía hacia atrás en un mar de sangre rebajada en cerveza.
El cantinero elevó loa vista y vio cuando el hombre guardaba su arma, negó con la cabeza y dijo "Dile a tu patrón que hay maneras mas fáciles de alejar a los caza fortunas de su hija, o al menos que no los cite a este bar" El hombre del revolver se puso de pie asintiendo con la cabeza y despidiéndose con un "hasta mañana"

"¡No puedes dejar al muerto aquí! ¿A donde vas?" preguntó alarmado el cantinero; el hombre se volvió brevemente dejando ver unos ojos centelleantes: "Voy a cenar" y continuo su camino. Mientras partía el reloj logró su cometido: 3:33 am.

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