miércoles, 23 de abril de 2014

Día 82: Lluvia.

Los gatos callejeros se escondían en cada abertura del pueblo: bajos los asientos del parque y entre los tejados de las viejas casas, una linea roja recorría las calles de norte a sur, como una arteria viva y palpitante que se abría paso entre el concreto viejo y cuarteado de la ciudad. Desde las ventanas coloniales y las portales oscuros las personas veían con morbosa curiosidad a la sangre que caía del cielo e inundaba su amada comunidad. Ya se completaban 30 años en los que llovía sangre dos veces al año, pero todos se negaban a irse ya que era en esa vieja ubicación, escondida del mundo moderno; donde la sangre limpiaba la culpa de sus pobladores.

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