sábado, 14 de junio de 2014

Día 133: Comienzo.

La idea que el todo haya iniciado desde la nada, es contradictoria a todo lo que siempre se ha sabido: La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma; al igual que la energía, es por eso que hoy les cuento al historia desde el comienzo.

Al principio, todo estaba ocupado por una energía, incontenible e indetenible, capaz de alterarse a sí misma: Tiempo. El tiempo lo llenaba todo, ocupando la existencia como una vasija que llena un cántaro,  fluyendo siempre hacia adelante, incapaz de regresar sobre si mismo, el camino que trazó el curso del tiempo fue conocido como espacio.
El tiempo y el espacio se mezclaron: contenedor y fluido existiendo, modificándose y evolucionando de manera rítmica; chocando y dilatándose forjaron un punto donde su colisión trajo a la existencia algo nuevo: materia.

Materia densa, voluble, ligera, fría, caliente; en todas sus presentaciones la materia se movía en el curso de la existencia de manera caótica, hasta que el curso del tiempo y el espacio le permitió congregarse  y crear estructuras: grandes, chicas, complejas, simples, firmes o frágiles. Pero hubo una estructura en particular se llevaba los aplausos.

La vida inicio de apoco, en medio de la corriente de la energía y la materia, atrapada en el curso del tiempo y el espacio; en constante cambio y como legitima heredera de todo lo que hubo al comienzo, la vida utilizo el tiempo para crecer, hacerse compleja y variada.

Pero a pesar de todo su cambio y esfuerzo, la vida seguía atrapada en el torbellino del existir  y a la larga, la misma energía que la había dado a lugar, la reclamó. Lo que existe no puede irse a la nada, y de la nada no puede surgir algo que exista. La vida, cuando le llegue su momento no tendrá opción mas que regresar al tiempo y al espacio.


Así que ya lo sabes, cuando te sientas omnipotente, recuerda, no eres mas que un cumulo de tiempo dando vueltas en el agitado rio del existir. 

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