Nunca
le habían contado una historia así para llevarla a la cama, ni su padre cuando
era una niña que se negaba a dormir, ni ahora, 20 años después diversos hombres
en el bar. Al principio no estaba segura, el tipo tenia un aspecto extraño e
intimidante, el hecho que le faltara un ojo lo hacía parecer peligroso; como la
ultima persona que verías antes de ser asfixiada en un callejón oscuro.
Pero
ahora, en la cama, recostada en su pecho tibio con el corazón latiéndole con
fuerza no se arrepentía de nada. Algo en su interior le decía que había nacido
exclusivamente para vivir estos instantes; él le acarició el cabello mientras
suspiraba.
-No
te creí una palabra de lo que dijiste, pero supongo que te merecías un premio
por intentarlo y por tan vivida imaginación. –Le dijo ella a punto de quedarse
dormida.
-No
era del todo una historia ficticia, es verdad –Le respondió él mientras le
levantaba la cara poniendo su mano en el mentón –Te lo voy a contar todo.
Ella
lo miro fijamente, una parte de su cuerpo, al fondo de la cabeza le decía que
esto era importante y verdadero.
“La
energía se condensa y toma forma como la materia, pero a veces esta fuente de
energía es tan abundante que su propio devenir crea conciencia y se da el ser.
Desde que el tiempo ha corrido y la energía ha fluido; los elementales hemos
sido, hemos existido y hemos permitido la existencia de otros. Siempre hemos
sido 5, si fuéramos más el universo agotaría la energía de una sus secciones y
esta colapsaría, si fuésemos menos la energía sobrante una sección del universo
se sobrecargaría: somos equilibrio.
La
energía que nos permite sobrevivir, es conocida por los humanos como Icor,
cuando uno de nosotros decide no ser, cede su Icor a una sección del existir
capaz de soportarlo. Como ya te había dicho somos 5: la primera de nosotros se
encarga de moldear la energía, darle forma y estado, ella es el inicio de todo.
El
segundo de nosotros se encarga del 40% del existir de las cosas, ya sean 30
segundos o cien millones de años, es él quien encamina el destino de las cosas.
La tercera se encarga del 60% del ser de las cosas, independientemente de lo
que haya pasado antes, es ahora la dueña del destino del existir.
El
cuarto recolecta la energía depositada por la primera, es cuando la existencia
termina y la energía debe volver a circular, ustedes lo conocen como la muerte
de las cosas. Y el último juzga la senda de tiempo y la huella que han dejado
las cosas en el mundo, si se hizo bien o se hizo el mal, si fui útil o
innecesario.”
Ella
lo miraba fijo, como si con sólo parpadear perdería el hilo de la historia.
“Una
vez, el recolector se enamoró de una mujer y cuando debía recolectarla no pudo,
así que mató al juez y le dio su Icor a la mujer para que pudiera vivir con él
para siempre. Pero ella no lo amaba, incluso cuando se dio cuenta que ahora era
inmortal y se enteró de la nueva tarea con la que tendría que cargar maldijo al
recolector por condenarla a jamás poder encontrarse con sus seres amados que habían
fallecido.
Ella
pensó muchas veces en pasar su Icor a otros, pero recordaba como se sintió
cuando el Icor fue dado a ella; y no quería lastimar a otros mortales. Aunque
no cedió su Icor, siguió buscando un candidato; al ser la jueza podía ver a los justos que desarrollarían
ese papel de manera responsable.
En
una ocasión encontró a un hombre joven, sin ambiciones ni seres amados y lo sedujo
durante meses, para asegurarse que el cambio no le haría daño; cada noche le
contaba historias de los elementales, le mostraba su poder y lo había dormir
entre sus brazos. Cuando el hombre estaba listo ella le contó como nacía un
elemental y cuando él estaba a punto de dormirse, ella se mordió la lengua
hasta hacerla sangrar y lo besó, pasándole su Icor. A medida que la energía
abandonaba su cuerpo se fue convirtiendo en un manojo de polvo esparcido por el
viento, dejándolo solo al hombre en medio de la noche.”
Ella
se le quedo viendo en medio de la noche, como su único ojo brillaba con una
extraña luz en medio de la oscuridad.
-Esa
no es una historia inventada, ¿cierto?- Preguntó temerosa.
-No,
no lo es - respondió él aun con la mirada perdida.
-Si
no lo es, ¿Por qué nunca he escuchado de ustedes?
-Tenemos
una regla: no darnos a conocer, si la gente supiera de nosotros, nos adoraría como
a tantos dioses en numerosas religiones. Y como veras en la historia cuando uno
de nosotros ama generalmente significa la muerte de otro elemental; así que no
nos damos a conocer porque el único pecado de un dios es enamorarse de su creación.
–Dijo él con resignación.
-Entonces,
ahora que lo sé –una extraña angustia le revolvía el estomago como un nido de serpientes
-¿Qué piensas hacer conmigo?
-No
lo he decidido aún. –Dijo él con la voz entre cortada.
-No
importa –Se dijo tanto a si misma como a él, la sensación de que había vivido 27
años para esta noche no se había ido –Sólo recuérdame tu nombre.
-Zilion
–Dijo el hombre de un solo ojo.
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