Eran
las dos treinta de la mañana, el reloj digital lanzaba su brillo sobre la
oscura habitación, cubriendo a Efrain con una manta verde fosforescente de luz.
Hacia mucho que quería dormir, pero desde la muerte de su esposa, había tenido
pesadillas en las que venían a buscarle.
Se
dio la vuelta para ver techo, con la esperanza que la solida capa de pintura
blanca le produjera sueño; los minutos pasaron y sus ojos cedieron, el sueño
finalmente acudió a la cita. Pronto las imágenes empezaron a danzar frente a sus ojos:
la terrible pelea, el gesto de terror y el cuchillo que se unía a su esposa; la
sangre caía y le bañaba el rostro "Fue en defensa propia" dijo a la
policía. Parecieron creerle, pero ahora la sangre no dejaba de salir, le bañaba
el rostro el cuello y las manos; el liquido caliente bajo por su abdomen hasta
deslizarse por sus piernas y caer formando un charco en el piso de la cocina.
El calor se hizo
real, y la humedad también; en medio de su somnolencia pensó que se había
orinado en medio de la pesadilla; pero al abrir los ojos, sentada sobre su
pecho y bañada por la luz fosforescente, estaba el cadáver frio y sonriente de
su esposa, con el cuchillo en la mano.
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