domingo, 8 de junio de 2014

Día 127: Castillo.

El mar embestía con fuerza y sin piedad el  gran montículo donde reposaba el castillo, a mas de 150 metros sobre el mar, comiendo la tierra con sus pequeños dientes hechos de granos de sal.

Sin mas que el calor de unas viejas antorchas, unos cientos barriles de vino y un carga de alimentos enlatados Dan recorría los largos corredores, olía el aire salado y húmedo de las mazmorras y escuchaba el sonido del océano vibrando bajo el castillo.


Cuando la noche se acercó, Dan llevo un viejo catre hasta lo que debió ser la ventana de una torre, ahora convertida en un gran mirador que permitía observar el continente. Los últimos rayos de sol dejaban ver a la horda zombies arrojándose al mar, tratando de alcanzar al ultimo humano vivo.

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