En la mitología griega, el icor era un mineral presente en la
sangre del dioses, que los hacia inmortales, y era venenoso para los humanos.
El edificio llevaba abandonado un par de decadas, las
ventanas rotas unidas por telarañas y los ladrillos carcomidos por los adictos
le daban un aspecto lugubre a la vieja fabrica; escondida tras otros edificios
plagados de ratas tan grandes como gatos y de arañas que nunca habían visto la luz del sol.
Tsai esperaba en silencio, suspendido en el
tiempo como una roca en medio del oceano, con la mirada ausente y la
respiración superficial. Havin atravesó la puerta de manera repentina, su
cuerpo enmarcado por una camiseta negra, unos jeans gastados y unas botas de
militar se movía con gracia, sin despegar el polvo del piso.
Un tatuaje en blanco y negro, similar a una
mandala se asomaba bajo su camisa y entre sus pantalones, "Espero que
tengas un buen motivo para llamarnos" Su voz no habia cambiado en
milenios. Tsai desvió la mirada hacia su rostro y sus ojos centellearon un
segundo "De todas maneras ha sido un milenio aburrido" torció un cara
en un gesto casi monótono "Extraño las fiestas" susurro para sí.
Rondom y Levassi entraron tomados de la mano,
era la tipica pareja de enamorados: ella menuda, una morena con sus ojos verdes
esmeraldas centelleando al infinito, él enorme y fornido como una montaña, con los
cabellos negros y crespos; juntos eran un segundo de felicidad condensada. "Hace
mucho que no estamos los 5" dijo Rondom, terminando de reirse de algun
chiste privado que no quería compartir con los otros, excepto por Levassi, que
hizo un gesto de entender lo que pasaba. Havin puso los ojos en blanco: sólo
verlos era empalagoso, por eso se había alejado en primer lugar, necesitaba
privacidad.
"No creo que Zilion venga" Tsai
tampoco podia soportar esto, pero era mas por envidia, una rafaga de nostalgia
lo desgarro por dentro en cuanto los vio entrar juntos.
"Bueno, la respuesta es obvia" dijo Rondom, abrazando por la espalda a Levassi, como si pudiera disolverse en cualquier momento "Si sólo puede haber 5 y Zilion compartio de icor, debemos matarlo primero". Nadie se opuso, Levassi, seguia enfuruñada en su berrinche, Tsai desvio su mirada a la nada nuevamente con el pecho desbordante de nostalgia, lanzo un suspiro al infinito y finalmente pronuncio "Vamos a buscarlo, despues de todo, Zilion hizo algo que ningun dios debe hacer: se ha enamorado de la creación" Todos siguieron en silencio viviendo su propia realidad, en su nostalgia, su berrinche, su cuento de amor; todo antes de desvanecerse en el pequeño almacén
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