viernes, 30 de mayo de 2014

Día 119: Suicida.

La escuela estaba sola, los salones en silencio y los corredores a oscuras, el nuevo vigilante recorria el lugar mientras silbaba una vieja canción al olvido. No tenia a nadie en ese pueblo; era sólo un trabajo temporal mientras conocía la verdadera fortuna y fama en la capital.
Mientras recorría el tercer piso guiado por su fiel linterna, una de las puertas del laboratorio se cerro de manera brusca a sus espaldas. Una gota de sudor frio resbaló por sus espalda humedeciendo su camisa y helandole el alma. Volvió sobre sus pasos para ver de que se trataba; quizo hablar pero las palabras no podían salir de su boca, estaba atascadas en su garganta como un trozo de pan.
Utilizó sus llaves para abrir la puerta, introdujo la linterna con recelo, pero adentro no había nada; excepto el proyector que se hayaba suspendido por su base, como flotando en ,medio de la habitación. "Ha debido ser el viento" pensó para si. Una cuerda fria y rasposa se deslizo rápidamente por su cuello, tirando de él hacia la oscuridad, mientras la puerta se volvía a cerrar con un gran estruendo que sacudía la escuela.
A la mañana siguiente, cuando el director y la policía bajaron su cadáver ahorcado de la base del proyector, tuvieron que cortar la cuerda de energía que se encontraba fuertemente atada a su cuello.
"Este es el tercer suicidio de un vigilante en este salón, ¿que les pasará a estas personas?" Preguntó el director. "Ni idea, pero debería dejar de contratar suicidas, algún día podrían asustar a los niños" Dijo el oficial de policía mientras levantaba sus hombros en un gesto desinteresad

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