El caballero llevaba ya un mes buscando a la temible criatura que de oraba ciudades enteras de un bocado, la maleza del bosque era densa como piedra y la oscuridad creada por el alto follaje era asfixiante, el caballero sentía que en cualquier momento iba a tener un ataque de pánico; pero se abrazaba a su escudo y acariciaba su espada ocasionalmente.
No habían animales entre las sombra y sus suministros se agotaban rápidamente, lo que el caballero no sabia era que estaba condenado a morir en el lomo de la bestia que devoraba ciudades de una sola vez, el guerrero estaba en el lomo del bosque caminante
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