La noche caia como una cortina de plomo sobre el viejo
vivero, Armando había escuchado ruidos en la parte trasera, pensando que eran
ladrones; tomo su viejo azadón y se sumergió en la fría oscuridad.
Temía que robaran su nueva adquisición: Una extraña planta
traída desde las profundas selvas africanas; una sombra se movió en medio de la
noche llamando la antencion de Armando, quien se dirigió raudo a proteger su
nuevo material.
Un filo desciende por el aire frio y rasgando durante un segundo
la oscuridad envolvente, se entierra en la espalda de Armando, paralisandolo al
instante; dos figuras vestidas de negro lo cargan hasta la proximidad de la
planta, quien parece olfatear el aire con un largo pistilo y abriendo lo que
parece ser una enorme boca, empieza a arrastrar el cuerpo inanimado del hombre
hasta sus fauces.
"Listo" Dijo uno de los hombres "Ahora que ha
comido es seguro llevarnos la planta" "¿Y si le da hambre a la mitad
del camino" Pregunto el joven compañero. "Lo tengo resuelto"
Respondió el veterano, y con agilidad, degolló al muchacho
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