viernes, 23 de mayo de 2014

Día 112: Uróboros.

Es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que conforma, con su cuerpo, un circulo. El uróboros simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.

El viento agitaba la cabellera de Zilion, haciéndola parecer una maraña de serpientes que luchaban por escapar de su ser. Desde lo alto, se observaba un oscuro mar embravecido que se agitaba en un desorden creciente: cada gota parecía tener conciencia propia; todo era una sinfonía de  dolor y angustia.

Sabía que no haber venido solo no era inteligente, pero si quería callar las bromas de Rondom y Havin debía matar a la bestia. Se suponía que era el mayor, debía darse su lugar, pero no le hallaba sentido ir matando y retando a cualquier cosa que pudiera reducirlo a un montón de huesos astillados. Aún estaba a tiempo de irse, dar media vuelta al barco y decir que no la habia encontrado; pero entonces los muchachos pasarían el siguiente siglo recordandeselo, Tsavi lo miraría con duda y reproche  y Levassi  posaría sus ojos penetrantes llenos de lastima en él.

Dicen que las palabras no duelen, pero sí agotan. El grito de la bestia se levanto entre la tormenta, pausando el mar un segundo antes de hacerlo estallar en un caos mayor. El bote se movia como una hoja en el viento, pero Zilion no temia, desde su perspectiva era ganar o ganar: o regresaba como un héroe o moría como uno.

La gran serpiente emergió justo junto al bote, volcandolo inmediatamente, Zilion sintió el agua salda entrando a sus pulmones, quemandolo y extrayendo su sangre. La bestia se arrojo contra él, tratando de devorarlo. Zilion se aferro a su colmillo mientras la bestia agitaba su cuerpo, introduciendolo y sacándolo del agua, permitiendole a Zilion breves momentos de aire que sólo lograban aumentar el dolor en su pecho. 

Zilion desenvaino una daga y la uso para cortar la lengua de la serpiente, el organo amputado se movia como un nuevo ente al interior de la gran boca del animal, golpeando el rostro de Zilion y ahogándolo entre los borbotones de sangre que salían del tajo. La bestia calló en un banco de arena cercano, revolcándose de ira y dolor; el brusco choque impulsó a Zilion hacia el frente, haciendo que si ojo izquierdo se rasgara con la punta del comillo que sujetaba, antes de lanzarlo fuera, haciendo que el agua salada y la arena se introducieran a la herida. 

"Ojo por ojo" pensó Zilion, cegado de dolor, ira, vergüenza y sangre, arrojó su daga al ojo de la criatura, el sonido fue estridente entre la tormenta: como una bota que sale de la succión del lodo, como un grito ahogado. Mientras la bestia se agitaba Zilion subio por la cola de la bestia para apuñalarla justo donde la cabeza se unía al cuerpo; pero la bestia giro su flexible cabeza y abriendo sus mandíbulas sangrantes trató d engullirlo.

La serpiente atrapó su propia cola y la pierna de Zilion, en medio de su pánico, empezó a apuñalar a la bestia con la esperanza que esta gritara para que abriera la boca y liberará su pierna, pero lejos de esto, el animal cerro sus fauces aun con mas fuerza. Zilion  ya había perdido su ojo, no iba a renunciar a su pierna, inclinándose un poco tomo un puñado de arena y lo arrojó al ojo ausente de la bestia, recreando así su propio dolor, el animal redujo la fuerza y Zilion pudo liberarse.

Pensó en acabar con la criatura ahora indefensa, que continuaba devorando su propio cuerpo, la imagen de si Rondom cortandole la cabeza con su hacha o Havin empalando al animal se materializaron ante su ojo. Él tomó su daga y le arrancó un trozo de piel que hizo que animal mordiera aun mas su cola, con este trozo se hizo un parche para el ojo. Los otros podrían ser cazadores y asesinos, pero él era diferente: Zilion era un vengador, un amante de la venganza.

Se lanzó al mar embravecido, sabiendo que la próxima isla no estaba muy lejos, dejando a la serpiente gigante en el banco de arena comiéndose a si misma; en cierto modo, y no sólo por el ojo, eran iguales: sus planes no habían salido según lo esperado y ahora sólo les quedaba consumirse a si mismos.

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