La cortina del cubículo de votación estaba sucia, parecía manchada de sangre y grasa frescas, el olor se dispersaba por el lugar gracias al abrazante calor del domingo en la mañana, perfecto para ir a nadar. Pero en lugar de eso allí estaba, el pequeño cuarto con la urna enfrente y la papeleta en blanco en la mano, se rasco la cabeza con el lapicero ¡¿por que diablos estaba allí en primer lugar?! Ningún candidato le gustaba; pero bueno necesitaba el certificado.
Un ruido le llamo la atención, tras la urna un fondo falso se despegaba mientras dos hombres salían de la habitación secreta. Lo tomaron por sorpresa y lo golpearon en el rostro, llenando la cortina de mas sangre fresca; tras la golpiza los hombres usaron su sangre para marcar a uno de los candidatos y regresar al fondo falso.
El hombre salio por la puerta trasera para que otros usaran el cubiculo, no le diría a nadie lo ocurrido, pues quienes lo golpearon ostentaban uniformes del ejercito nacional. Al interior del pequeño cuarto secreto, se scuchaba correr la cortina y entrar a alguien al cubiculo; el mas viejo se relamio mientras los ojos le brillaban con malicia: "Me encantan los domingos de sufragio" susurro para si, mientras su compañero movía los paneles
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