lunes, 25 de agosto de 2014

Día 204: Riesgos.


El cementerio estaba oscuro y frio, las lapidas eran similares a oscuridad condensada, salpicando de solidez la bruma del escenario. El cazador agudizaba sus sentidos a la espera del vampiro. La criatura se mostraba como una sombra pegajosa que se deslizaba por el pasto seco y crujiente. El cazador disparó una bala de plata hacia las sombras y una carcajada aguda se disipó como fuego en un mar de gasolina.
-¿De verdad creías que podrías matarme tan fácilmente? –La voz del no muerto era aguda y se plegaba como un coro de niños famélicos.
Una amplia sonrisa se dibujo por el rostro del cazador –“No” –Dijo girándose repentinamente –“Sólo necesitaba confirmar donde estabas” –El cazador disparo de nuevo. Esta vez un chillido agudo se extendió por todo el campo arañando las lapidas.

Una figura pálida como la leche, con la piel cuarteada y reseca como un hueso emergió mostrando una dentadura llena de agujas amarillentas. El cazador disparó varias veces mas, pero el monstruo se abalanzó sobre él y enterró sus dientes en la carne fresca y suave del hombre. Este volvió a disparar el arma atorada entre ambos cuerpos y el vampiro se disolvió como una nube de polvo arrastrada por el viento. El cazador se llevó la mano al cuello y sintió la sangre fluir; empezó a sentirse mareado y adolorido. Lanzo una sonrisa melancólica a la noche mientras se ponía el arma en la boca y pensaba “¿Que sería del oficio sin los riesgos?”

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