Bueno, en los últimos días de vacaciones, he decidido presentar a los personajes en los que he estado trabajando. Este es el primero de ellos. Si se pierden un poco o no recuerdan, lean el dia 140 y el 109.
Si hay un elemental al que no debes hacer enojar ese es Rondom, no por nada es “el hombre montaña”. Rondom ha pasado al menos Dos milenios en soledad. Viendo a los mortales disfrutar del existir, el formar pareja y casarse, tener descendencia y extinguirse del mundo para siempre; pero él permanecía solo, atrapado entre su pasado ya borroso y la inmortalidad que se extendía en el inalcanzable horizonte, cargando con su fuerte temperamento y un hacha de plata que gustaba llamar Sil.
Rondom hilaba la vida de los seres, pero a medida que tejía, se hacia nostálgico y violento, marcando así el destino de los mortales que creaba. En una ocasión, su hermano, el moldeador discutió con él: todo su trabajo se arruinaba por su melancolía y sus berrinches.
Rondom le reclamo por su dolor, pero era evidente que Tenko no tenia el mas mínimo interés en su hermano, la discusión se profundizo y los otros elementales se dedicaron a ver como la pelea pasaba rápidamente a las manos y las armas; aun que siempre han sido 5 elementales, todos parecen tener un plan par el Icor de los otros.
Tenko utilizo su tridente, pero para el cuerpo macizo de Rondom, y su hacha Sil, no habían oponentes, el icor de Tenko se derramo y fue puesto en un frasco de vidrio, a Rondom se le dieron 12 horas para encontrar un nuevo contenedor. Se dice que durante once horas y media, no hubo ninguna creación en lo absoluto.
Cuando el tiempo estaba por terminarse, Rondom se sentó en una banca de un parque de alguna ciudad humana, su rostro de angustia y dolor atrajeron una jovencita de piel caramelo y ojos verdes que le ofreció una flor.
-No te preocupes guapo –La voz de la mujer era melodiosa –Lo que sea que te pase, tiene solución.
La mente de Rondom, voló hacia la pelea, hacia la historia de Tsai y Mooi, hacia el castigo que le esperaba y hacia la flor de su mano. Rondom corrió entre la multitud y tomó a la mujer de la mano, haciéndole una proposición que incluía un horizonte de eternidad y una botella rellena de Icor.
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