Un chico
sector, de una pequeña sección, de una diminuta tira, en una fracción de un
brazo helicoidal, de un minúsculo núcleo, en una célula casi insignificante;
sufrió un pequeño revés, dos partículas danzando el baile de la división celular,
sufrieron un pequeño tropiezo desencadenando una legión de células mutantes,
inmortales, agresivas, recursivas y aventureras.
Capaces
de viajar y propagarse por el agitado torrente sanguíneo, instalándose en
lugares para los cuales jamás estuvieron preparadas, echando raíces, defendiéndose
y apropiándose de recursos inimaginables antes de la mutación. Esta gran odisea
sólo podía ser observada desde el exterior como un imperceptible bulto en la
garganta.
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