Zilion entró en por el pequeño pasaje lleno de moho, pequeños mil pies
corrían por el suelo, alejándose del ruido que producían sus pisadas. En un punto
donde el sol no llegaba y sólo había un penetrante olor a sal húmeda; las
paredes se estrecharon a tal punto que el pecho de Zilion no tenia espacio para
moverse y dar cabida al aire mal oliente. Él no necesitaba respirar, pero el
icor se agitaba en su interior y le hacia picar las venas como si estuvieran
llenas de agujas.
Pronto dio una empinada escalera de peldaños estrechos, descendió por
ella sujetándose de las paredes por lo que parecieron ser algunas horas, era
difícil saberlo sin luz y con el olor y la creciente sensación de ser
observado. Pronto el calor se torno insoportable, sumado a la humedad, Zilion
sentía que atravesaba un mar hirviente. Cuando al fin llego al último escalón
el agua tibia empezó a subir hasta sus rodillas, haciendo que su avance fuera
lento y tortuoso. El agua subió hasta su cadera antes que el estrecho pasillo
se abriera en un gran recinto lleno de agua lodosa.
Una luz amarilla pálido, parecía venir de la parte alta de la cueva era
todo lo que había. Zilion enfocó su único ojo: una llama danzaba en el interior
del yelmo de una vieja armadura oxidada. Atravesó el recinto mientras una
gruesa capa de lodo amenazaba con atraparlo en medio de la sofocante oscuridad;
pronto divisó la gran puerta de hierro y con un fuerte empujón hizo que se abriera
de par en par.
El agua inundó rápidamente la habitación con piso mármol, los muebles de
cuero y las mesas de granadillo se movieron ante la oleada que llegaba. Zilion
penetro la habitación en busca de Yezirhe, divisó la figura de pie, en el fondo
de la habitación.
-No esperaba visitas –Su voz sonaba sorprendida, pero no había miedo –Por
favor cierra la puerta.
Zilion cerro la puertas tras de si, mientras el agua putrefacta se deslizaba
por las uniones de las paredes y el piso. Zilion hizo brillar su ojo y toda
existencia de Yezirhe se resumió dentro de su cabeza.
-Supongo que has venido por un trato, después de todo, es por eso que soy
famoso –Estaba disfrazado como un hombre de cabello negro y rizado, una ligera
barba, ojos verdes y traje – O tal vez te sientas mas cómodo si negociamos así
Mientras avanzaba por la habitación su cuerpo se encogió un palmo, su
cintura se hizo estrecha, sus pecho protuberante, sus mejillas y labios
carnosos y una larga cabellera ondulada le creció hasta cintura. El traje se
estiro hasta formar un largo vestido negro que se arrastraba por el piso.
-Viste el disfraz que quieras –Dijo Zilion mientras fruncía el ceño –Eso
no afectará en nada a lo que he venido.
-Lo que se dice de ti es cierto –Yezhire se dejo caer de espaldas, instantáneamente
el piso de la habitación se deformo creando un asiento cuyas patas estaban aun
fusionadas con el suelo –No te andas con juegos. ¿Entonces, que puedo hacer por
ti y a que precio?
Zilion se recostó contra la pared mas cercana, había sopesado en muchas
ocasiones lo que iba a hacer, el precio que iba a pagar y el favor que iba a obtener.
El rostro de Lisa seguía brotando entre la bruma de su mente, los planes de sus
hermanos seguían siendo susurrados por voces infinitas y la bestia gritando en
medio del océano le dieron la fuerza para tomar la decisión.
-Hace 756 años perdí mi ojo izquierdo, tratando de matar a la bestia que
ahora conocen como Uróboros –Zilion señaló el parche que cubría su rostro –Lo quiero
de vuelta.
Una risa sarcástica
brotó de la garganta de Yezhire –“Cariño, no crees que si yo pudiera poner mis
manos en los ojos de un elemental; y no sólo de cualquier elemental, sino de El
Juez ¿ya lo habría hecho? –Yezhire rio de nuevo.
-Ya sé que
no puedes traer mi ojo –Zilion se sentía herido, esa risa era la confirmación
que la bestia no sólo le había quitado el ojo, lo había despojado en cierta
medida, de orgullo –Quiero uno que me calce, el icor se hará cargo del resto.
-¿Qué estas
dispuesto a dar por algo así? –Una de las cejas de Yezhire se levanto mientras
un extraño brillo llenó sus ojos verdes.
-Tengo
entendido, que una vez un hombre te ofreció escapar de tu trato con Muerte –Zilion
miraba a Yezhire mientras una extraña energía ardía dentro de ojo cobrizo,
Yezhire estaba al borde del asiento con los ojos muy abiertos –Si me das un ojo
que me calce y se adapte a mi cuerpo acabaré con El Recolector, y aunque
alguien mas tome su lugar, tu trato se tomará como terminado. Ya no deberás
temer a la gema carmesí.
Yezhire
extrajo de su busto un frasco con ojo húmedo que parecía observar la habitación
lleno de curiosidad, mientras una gran sonrisa se dibujaba en su rostro
juvenil. Puso el frasco en las manos de Zilion mientras regresaba al asiento.
-¿Qué mas
puedes sacarte de allí? –Preguntó Zilion
-Todo lo
que quieras primor, siempre y cuando puedas pagarlo –Yezhire descanso su mentón
en las manos y cerro los ojos -¿Cuánto tiempo debo esperar para tener mi pago?
- En 50
horas –Dijo Zilion -¿De que es este ojo?
-Te diré
en 50 horas –Dijo Yezhire mientras le guiñaba el ojo.
Zilion
extrajo el globo ocular y lo introdujo en su cuenca vacía. Un sensación de quemazón
se expandió por la mitad de su rostro, la visión se le nubló y sintió como
lagrimas caían por su mejilla, así que se limpió con el dorso de la mano. Por
primera vez en siglos la percepción de la profundidad regreso, pero había algo
nuevo: los cuerpos destilaban una extraña luz que variaba de color en el
centro, pero permanecía estable en la periferia.
-¿Qué es
esto? –Preguntó mientras observaba el fenómeno en su propia mano.
-Eso
querido, es lo que los humanos llaman aura, la energía que despide cada ser
viviente. Supuse que podría ayudarte en tu trabajo, ¿Lindo, cierto? –Zilion seguía
concentrado en las ondas que danzaban alrededor de su mano –Hey, chico listo,
entiendo que te guste, pero si no me pagas en 50 horas, el ojo regresa al
frasco.
Zilion emprendió
el camino de regreso revitalizado, ya no viviría con miedo o vergüenza nunca
mas.
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