La montaña era escarpada, su pico parecía rasgar el
firmamento y su amplia base delimitaba de manera natural la frontera entre
norte y sur: era el ombligo del país. El único punto que podía unir a las dos
naciones era un delgado túnel de un carril, con precaria iluminación, con
humedad goteante y oscuridad asfixiante.
Cuando una comisión del occidente vino al centro de la nación,
las lamentables condiciones del túnel despertaron ellos un deseo de innovación,
reconstrucción y avance. Sin embargo, tanto norte como sur se opusieron, pues
este túnel peligroso era los que los unía en varios sentidos: era el
redescubrir la abundancia tras la necesidad, la belleza tras el miedo, la
sensación que no importa de donde vengas o a donde vayas; aun que pasen cosas
desagradables, siempre podras contar con la recompensa al final del túnel.
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