lunes, 1 de septiembre de 2014

Día 211: Lodo.


Nadie había visto a Iván en tres días, sus compañeros están muy preocupados por él, aparentemente la ruptura con su pareja lo había puesto depresivo y un tanto agresivo, así que me arme de valor y atravesé la oscura taberna llena de humo de cigarrillo y cerveza derramada por el piso.
Iván estaba sentado en una de las mesas del fondo, dándole la espalda a la puerta; su cabeza se mecía producto, de lo que supuse, era un estado de ebriedad bastante profundo. Me senté en la mesa junto a él, la jarra estaba casi vacía y a juzgar por el líquido derramado en la mesa llevaba allí un buen rato.
-Vamos Iván, lo que buscas no está en ese vaso –Le digo mientras intento levantarlo –Ven, después que duermas te sentirás mejor…Bueno tal vez no mañana, o esta semana, o este mes…Mira, tu sólo confía en mí.
-¿Sabes? –La voz de Iván era densa y gangosa, su aliento estaba tibio y olía a vomito fresco –Tú me dijiste que no estaba listo para una relación seria, pero yo no te creí. Pensabas que tenías celos o algo así.
No presto mucha atención a sus palabras, me concentro en respirar por la boca para que su aliento no me haga vomitar a mí también. Al llegar a la calle, extiendo una mano para llamar un taxi que viene por la esquina.

-Pero si te hace sentir mejor, creo que mi relación fracaso porque soy signo tierra, y ella era agua –Hizo un gesto con la mano, como un orador que está a punto de alcanzar la cúspide de su discurso –Al juntarnos sólo pudimos hacer lodo. 

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