jueves, 10 de julio de 2014

Día 160: Faro.


La luz del faro se extendía a lo largo y ancho del horizonte como una luna en miniatura, borrosa y difuminada en medio de la espesa neblina. El capitán del barco la seguía desde su ventana, la electricidad en el aire, el olor agrio del mar y un dolor agudo justo detrás de la orejas daban testimonio de la inminente tormenta. Tal vez el viento aun no soplara lo suficientemente fuerte y el mar no estuviera crispado del todo; pero era inevitable.

“Hay que llegar a tierra rápido” le dijo el capitán a sus marineros, pero ahora, en medio de la oscuridad empezaba a sospechar que no lo lograrían. El barco empezó a mecerse con más fuerza, agitándose en las aguas que se crispaban más a cada segundo, a su vez, la luz parecía alejarse lentamente, como al paso de anciano. La idea de ser atrapados y destruidos por la tormenta era aún más aterradora que la luz caminante.

Finalmente; y casi con la tormenta sobre las velas, la luz del faro parecía estar a menos de doscientos metros, pero extrañamente no se iluminaba ningún trozo de tierra, ni siquiera el mismo cuerpo del faro. El capitán, intrigado, tomo su impermeable y seguido por un pequeño grupo de la tripulación salió al casco de la nave para ver que ocurría.

La luz levitaba sobre ellos, sostenida de ningún lugar e impasible en medio de la tormenta, parecía mecerse con ellos en medio del mar mientras producía un extraño zumbido. Repentinamente un haz de luz fue proyectado desde la base iluminando a toda la tripulación y al capitán; al cubrir un poco sus ojos del agua de lluvia que caía estrepitosamente, el capitán elevo la vista y pudo ver en medio del haz que los iluminaba a cuatro pequeños seres que lo observaban desde las alturas con sus enormes ojos negros


El haz de luz se apagó y el albor sobre ellos empezó a vibrar, emitiendo un pitido largo y penetrante, cuando creyeron que el sonido no podía hacerse mas agudo el extraño objeto salió disparado hacia el cielo oscuro y tormentoso. La tripulación estaba estupefacta, de pie en medio de la tormenta tiritando mas por miedo que por frio. “Capitán” dijo el mas joven mientras señalaba un punto brillante en el horizonte “Mire, hay un faro” 

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