jueves, 31 de julio de 2014

Día 178: Partida.


Estaban sentados en la terraza bebiendo, uno de ellos bebía una cerveza fría y otro una taza de café caliente, repentinamente el mas joven interrumpió la trivial conversación:
-Voy a irme. Ya sabes voy a hacer esa cosa estúpida que te dije que no haría.
Ronald arrojó su taza lejos y esta se hizo añicos contra la pared.
-A mi no vengas con esa mierda, si tantas ganas  tienes de hacerlo ¿Porqué no lo hiciste sólo en tu casa? Yo te habría llamado mañana y al ver que no respondías habría ido hasta tu casa y todo habría terminado.
El joven levantó los hombros con indiferencia. “Eres mi amigo, creí que debías estar informado.”
-No, no eso –Dijo Ronald con un tono amargo en la voz –Tú sólo quieres publico para tu numerito, si de verdad fueras a hacerlo estarías callado como si nada. ¡Tú quieres que cuando te hayas ido quede un puñado de personas consumidas por el miedo y la angustia de tu partida! ¡Cargando con el peso de tu ausencia!
-Yo sólo estoy cansado ¿sabes?
-¡Claro que lo sé, soy tu amigo! Pero no buscas ayuda, sólo te quedaste para revolcarte en tu miedo y tu incompetencia. En lugar de buscar otras soluciones decidiste despedirte de una manera que todos a tu alrededor se sientan culpables por no brindarte una ayuda que nuca pediste –Hizo una pequeña pausa y se puso de pie –Dios, claro que sé lo que estar cansado y tener miedo; y ser débil. Pero si no puedo con la carga la arrojo lejos de todos, en lugar de hacer que otros la carguen por mí.
-¡Yo no quiero que toques mi carga! –gritó mientras las lagrimas empezaron a caer por sus mejillas.
-¡Eso debiste haberlo pensado antes de haberme dicho! No puedes ir por allí mostrando tu teatro sin pensar en los espectadores. –Se dispuso a irse, pero antes le arrojó una tarjeta que guardaba en su bolsillo –Si de verdad crees que no puedes hallar otro solución ve a este lugar, tal vez alguien allí pueda darte una nueva idea.
El muchacho leyó la tarjeta “Esto de un psiquiatra…¿Por qué tenías la tarjeta de un psiquiatra contigo?”

-Ya te lo dije –La voz de Ronald se tornó melancolica –Yo también sé lo que estar cansado. 

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