Se despertó repentinamente, la sensación había sido clara y definida: Lo
habían tocado en la pantorrilla. Se sintió como un dedo huesudo acariciándole la
cara interna de la pantorrilla. Se sacudió en la cama tratando de patear el pánico
lejos de sí. La idea de ser observado continuaba, pero en la habitación no había
nada mas que el brillo del reloj digital y las sombras arrugadas de un montón de
ropa apilado sobre una silla.
Trató de dormir de nuevo, pero cuando estaba cerrando sus ojos, tiraron
de su almohada, casi sacándola de la cama. Ahora se sentó rígido, era obvio que
alguien intentaba asustarlo. Trato de encender la luz con el interruptor que había
junto a la cama, así que deslizo su mano por la pared. Pero justo antes de
tocarlo, una mano huesuda le acaricio el brazo.
Así pasó la noche, cada vez que intentaba bajar de la cama, una mano le
sujetaba el pie. Le acariciaba el rostro, tiraba de la sabana o le movía el
cabello. Finalmente, cuando el amanecer se acercaba, con la luz leve del sol
naciente, pudo ver una mujer delgada y alargada que se escabullía desde debajo
de la cama hacia fuera de la habitación.
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