lunes, 3 de noviembre de 2014

Día 272: Mapa.



Dibujando relieves desiguales y tersos, con amplias llanuras fértiles iluminadas por un sol tibio que se metía por la ventana en la habitación de dibujo, el topógrafo dibujaba sobre una hoja blanca los bosquejos que soñaba visitar.
Dos volcanes gemelos que centelleaban en medio de la noche con lava verde como esmeraldas. La estrecha cueva por la cual bajaba una cristalina cascada espumosa. Una muralla blanca, casi de marfil rompía un abismo tibio rodeado de un campo floral que desprendía aromas en la mañana y al medio día. Una gran cordillera que atravesaba de oriente a occidente con dos grandes montes
Dos fosas separadas por una meseta palpitante, una gran llanura tibia con un pequeño cráter simétrico en el centro, dos penínsulas que se extendían hasta un gran mar espumoso y una gran selva a la cabeza de todo.
El topógrafo pasó la tarde, dibujando el mapa del cuerpo de la mujer.

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