sábado, 1 de noviembre de 2014

Día 271: Sueldo.


Mantener la atención se estaba haciendo difícil, la imagen se hacía doble y las palabras flotaban en el aire como un extraño aceite que relajaba los músculos. El presidente del congreso levantaba su mano derecha señalando enérgicamente un punto perdido en el techo del capitolio nacional mientras otros miembros de su partido aseveraban en silencio con la mirada fija en el atril de madera que brillaba por las luces que lo iluminaban desde casi todos los ángulos, dándole al hombre tras él, un tono sombrío, casi sobrenatural.

Sus ojos se cerraban de apoco, en un gesto firme e inevitable, su respiración se hacía lenta y pesada sin importar cuantas veces cambiara de posición en el asiento; sabía que el ponerse de pie lo despertaría, pero temía que este gesto fuese considerado un irrespeto y no quería verse envuelto en un debate pues hacía mucho que había perdido el hilo del discurso.

El quedarse dormido le fue inevitable, ni siquiera notó que sus ojos se hubieran cerrado. El tiempo que pasó en este estado fue toda una incógnita, ya que despertó abruptamente con un estallido de aplausos que siguió de manera instantánea.

-¡¿Y bien?! –Preguntó con voz enérgica el presidente al finalizar su discurso -¿Hay alguien que apoye esta propuesta?

Sin saber que estaban votando, levantó su mano de manera instintiva. Le tomó un minuto ver que era la única persona que había votado a favor del proyecto, así que bajo la mano rápidamente después que su voto fuese contabilizado por el testigo del pueblo. El presidente dio un largo suspiro antes de llamar a un receso.

-¿En que estaba pensando? –Le preguntó el jefe de su partido. Sin importar nada, no debía dejar que su superior supiera que estaba durmiendo en el trabajo.

-Pues, creí desde el fondo de mi conciencia que esta medida ayudaría a las personas, que sería beneficiosa para el país –Mintió, con una excusa genérica que había escuchado varias veces de la boca de otros políticos con rangos superiores.


-Hombre sí, yo entiendo que usted tenga ideales y todas esas cosas, pero ¡¿Cómo se le ocurre votar a favor que nos bajen el sueldo?! 

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