martes, 4 de noviembre de 2014

Día 273: Bestia.




“Acérquense todos, pues escuchar esta historia podría salvar su vida” narraba el hombre con la barba desprolija mientras hacía sonar su viejo acordeón en medio del bar. Muchos bajaron sus vasos y prestaron atención a sus ojos fugaces e inquietos.
“En los mares del norte, donde el hilo se corta con el agua salada, hay un barco cubierto con brea hirviente y moho rojizo que tiñe el mar de color sangre a su paso.  La vela de este barco está hecha con la piel de los enemigos del capitán: una bestia con disfraz de hombre, con brazos gruesos como árboles, piernas largas como puentes y manos que parecen garras.
La bestia del norte se arrancó la mano derecha para incrustarse una espada de corte irregular, que desgarra la carne de quienes se topan en su camino, tiene dientes de tiburón, que él mismo mató y acuñó a su boca sangrante y rancia. El rostro de esa bestia esta desfigurado por el fuego del infierno que lo escupió hacía el inicio de los tiempos. Sus ojos son sólo espacios blancos y secos que reflejan el miedo de sus adversarios y en su pecho hay un gran agujero lleno de vidrio roto que rodea el lugar donde en un tiempo yacía su corazón.
La bestia del norte ha asolado ciudades en una noche, violando a las mujeres hasta la muerte y arrancado las entrañas de los hombres que se atreven a hacerle frente. Incendia las construcciones hasta los cimientos y cambia la piel de su vela mientras se prepara para volver a partir a una nueva masacre.”
El acordeón saltaba entre notas agudas y graves al tiempo que la historia avanzaba y el hombre se paseaba entre las mesas cantando las hazañas del bestia del norte: distrayendo a todos de un barco de brea hirviente que se acercaba desde el horizonte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario