viernes, 14 de noviembre de 2014

Día 283: Desaparecido.

La última vez que vi a Joel tenía una camiseta roja, los jeans sucios y los zapatos desatados. Esta muy alterado, sus lentes empañados se resbalaban de su rostro pálido mientras hablaba de manera rápida y en medio de susurros:
-Toma esto –Me entrego un cd sin marcar dentro de un sobre de papel también sin marcar –Si algo me pasa, las respuestas están aquí.
Luego partió en su bicicleta en medio de la noche oscura, seguido por una tormenta eléctrica que dejo a la ciudad sin electricidad por 53 horas. Nunca más fue visto de nuevo. En aquel entonces, cuando abrí el cd en la vieja computadora de la escuela habías 568 carpetas, pero tras revisar las primeras 50 –todas vacías –me di por vencida. Joel se había evaporado de la faz de la tierra y no iba a encontrarlo en un viejo cd.
Los días previos a su desaparición, Joel se había enganchado con un telescopio que se ganó en la feria local. Se pasaba las noches observando a través de las ventanas del ático buscando planetas de atmosferas brillosas y siguiendo el camino de algún cometa que rasgaba el firmamento a una distancia tan grande que era difícil para nosotros comprenderla.
Lo más extraño pasó un sábado de agosto –dos semanas antes que desapareciera –cuando llegue a su casa para invitarle a ver una película de monstruos, el telescopio estaba afuera, junto a los botes de basura. Al interrogarle el motivo, Joel me dijo que había cosas que no estábamos preparados para observar, ni siquiera de lejos.  En ese momento sencillamente asumí que Joel lo había apuntado al sol y se había irritado la vista o algo así.
Ahora diez años después del inicio de ausencia, mientras rebuscaba entre mis cosas para mudarme, he encontrado el cd. No soy precisamente alga clase de genio para las computadoras, así que durante hora y media reviso carpeta por carpeta lo que Joel quería que viera. Finalmente en la carpeta 389 encuentro una foto que parece haber sido tomada desde la ventana de Joel: dos pequeños seres grises con grandes ojos negros emergen de unos arbustos.
Un frio me atraviesa la espalda cuando acerco la foto y puedo ver como uno de los seres mira fijamente a la cámara: sabe que alguien lo observa. Rápidamente elimino la foto y todas las demás carpetas, apago el computador y me cubro con una manta mientras mis manos tiemblan son control en la oscuridad de la habitación.
Para mi terror una noticia de último minuto irrumpe en el televisor: una tormenta eléctrica se acerca a la ciudad, se espera que la electricidad se corte por al menos 53 horas

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