lunes, 24 de noviembre de 2014

Día 294: Cafetería.




El sonido del acordeón se deslizaba melancólico por el aire, mientras lentamente, alguien dejaba sus manos danzar por un piano. En una melodía tan simple como majestuosa se envolvía la cafetería, bajo un sol abrazador que freía la tierra bajo los pies. Desde una pared cercana caía una gota fría que se evaporaba al tocar el suelo dejando tras de sí una columna de aire que se elevaba lentamente, apenas visible a contra luz.
La melodía cambio un poco, se hizo más alegre y las manos danzaron sobre el piano más rápidamente, un violín se entrometió en la sinfonía como el aire caliente que llenaba la pequeña cafetería. Algunas conversaciones se llevaban a cabo de manera discreta, oculta por los rostros casi inexpresivos de los participantes y delatada por el eco susurrante que se mezclaba con la música de fondo, como si una multitud canturreara la canción desde la distancia. Así mientras todo se mecía en la tibia mañana, como agua lista para bullir; ella sólo tenía los sentidos puestos en el momento en que él atravesara la puerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario