La mañana se entibiaba
lentamente, casi de manera imperceptible. La luz del sol se extendía desde
todos los confines del cielo, como si no hubiese un astro rey y la emisión proviniera
de cada centímetro de bóveda celestial. Algunos hombres corrían en cámara lenta
con grandes perros que se agitaban al paso constante y firme de la carrera, las
mujeres abrían las ventanas para dejar entrar la mañana a las casas antes de
regresar a dormir. La calle se llenaba lentamente de automóviles brillantes que
cruzaban perezosos las calles vacías y silenciosas mientras pequeñas bandadas
de pájaros desgarraban el cielo despejado. El día era perfecto para dormir o
jugar en el parque; es una lástima que sea día de examen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario