miércoles, 19 de noviembre de 2014

Día 288: Danza.




En el estrepitoso silencio del mundo molecular, pequeños filamentos de materia apenas condensada, se hilaban lentamente en humo multicolor que flotaba en el espacio líquido, reposando sobre pequeños átomos que se asemejaban a las olas del mar.
Guiadas por lo que parece ser la fuerza del universo comprimiéndose y palpitando hacia el infinito, constante hasta lo inverosímil. Los pequeños filamentos danzan lentamente y se unen en complejos patrones millones de veces al día, a lo largo y ancho del mundo. Entre las múltiples piezas que baila el existir, suelen ocurren percances, arpegios asincrónicos, notas fuera de ritmo, acordes chuecos que obligan a un paso extra para continuar la aventura.
Y en ese momento de la danza, cuando un filamento da una voltereta extra, o de menos y el resultado en la coreografía de la vida se altera. A veces sin mayores repercusiones y a veces el baile se trasforma en una masa creciendo al interior de un cuerpo.

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