martes, 25 de noviembre de 2014

Día 295: Cementerio.




Las paredes se extendías más allá del cielo, rasgándole y perforando a las nubes que se deshilachaban al contacto con el cemento, estaban forradas con una gruesa capa de vegetación que impedía escalarlo. El sol se colaba entre las ramas dándole un extraño tono verdoso al aire, como si todo estuviera recubierto de un fresco musgo.
Lo que había detrás de toda aquella muralla era un misterio, todos parecían haber perdido el interés en ver lo que había del otro lado. Pero Jhan hervía de curiosidad: se dedicaba a recorrer los límites con la esperanza de encontrar una sección con la vegetación debilitada y tras 18 meses, la encontró.
Jhan asomo la cabeza  por lo que parecía ser una verja: del otro lado misteriosas criaturas con el cuerpo recubierto por extraños materiales de todos los colores y texturas. De piel hinchada y escurrida que parecía brillar en un aire blanco; caminaban en una posición extraña, como si su cuerpo estuviese relleno de acero: siempre erectos y con pasos largos.
Jhan se asustó y regresó a casa lo más rápido que pudo, con la esperanza que las extrañas criaturas no lo hubieran visto. Definitivamente era mejor permanecer al interior del cementerio.

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