sábado, 3 de enero de 2015

Día 333: Edificio.


La casa estaba sorprendentemente iluminada, aun sin las bombillas encendidas, las luces se filtraban por las diversas ventanas, tragaluces, patios internos y la gran puerta de cristal  que daba a un bosquecillo, en la parte trasera del terreno. La mujer guiaba a los recién casados por el edificio: la casa había pertenecido a un tratante de esclavos en el siglo pasado, con grandes ornamentos y numerosas habitaciones la casa tenía un tono lúgubre a pesar de su claridad, parecía que aún se escuchaban las cadenas arrastrándose en el piso superior y que alguno desgarbado infeliz saldría corriendo del laberintico corredor.
La dama que guiaba era una mujer robusta, de cabello largo y fino, lo que le daba una apariencia más abotagada de lo que era en realidad, su cara estaba cubierta por una capa de maquillaje más grueso de lo debido, resaltando los pliegues de sus años. A pesar de sus pantorrillas regordetas, tenía unas piernas definidas y largas, un trasero erguido y una voz de miel, la pareja de jóvenes escuchaba la historia de la propiedad con particular interés, eran exitosos empresarios a la espera de su primer hijo y el tener parte de la historia de su país era muy tentador.
Ya habían conocido la planta baja: el comedor, la sala de estar, una gran cocina, una estancia y un estudio. Las escaleras de caracol desembocaban e un amplio corredor que daba a tres habitaciones, cada una en un muro de la casa, todas con balcones llenos de plantas provenientes de otros países. Las habitaciones de los esclavos –les había dicho la vendedora –estaban el ático y en el sótano; y eran los lugares próximos a visitar.
Aunque la joven mujer no quería ir, su esposo la convenció: dependiendo del tamaño y distribución podrían convertir el edificio en un hotel y sacar el dinero de la compra rápidamente. La vendedora doblo una esquina mientras su voz se perdía resonando en los amplios pasillos, el marido tomó la mano de su amada y la siguieron, pero la mujer había desaparecido. Buscaron alguna escalera oculta o plegadiza, pero todos los intentos eran en vano; pronto el piso de madera empezó a crujir bajo el peso de otros pasos, esta vez eran muchos. Un grupo de policías inspeccionaba el lugar.
-¿Qué hacen aquí? –preguntó el mas viejo, con bigote canoso -¿Qué no saben que este lugar esta cerrado al publico?
-Lo siento –El hombre se puso nervioso, especialmente ahora que no podía encontrar a la agente de bienes raíces –Nosotros…

-Esta es una escena del crimen –Dijo el alto y delgado con lentes oscuros –Una vendedora de bienes raíces fue asesinada por unos clientes hace un par de días.

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