sábado, 24 de enero de 2015

Día 354: Fango.


Las murallas que rodeaban el castillo se hundían lentamente en el fango, a un ritmo imperceptible para los ojos humanos; el hechicero veía el espectáculo con desesperante paciencia, parte de si tenía la esperanza que el lodo abriera una gran boca que devorara rápidamente a todas aquellas  insignificantes vidas de una sola vez.
El chillido de un ave devorada por una serpiente lo sacó de su transe, pero rápidamente volvió a sus planes: arrojar una gran bola de fuego sobre todas sus vacías cabezas sería muy aburrido tanto por el largo tiempo que tomaría formarla como por la muerta rápida que causaría. ¿Una peste? No, el correr de los años le había mostrado lo astutos que pueden ser los humanos, tarde o temprano encontrarían una cura.
El sonido de las escamas frotándose las unas contra las otras mientras la serpiente se enrollaba al sol para digerir su presa, hizo que surgiera una gran idea: como un rayo que impacta contra una roca, un terremoto que parte una montaña, o una bala de cañón de irrumpe en una tienda de cristal: tan repentino y clara, tangible y delineada que lo hizo saltar de su puesto y correr de su puesto hasta el mal oliente pantano que engullía de a poco el lugar.
Otra cosa que había aprendido de los humanos con el paso del tiempo, era lo violentos que podían llegar a ser; así que tomó una gota de sangre y la derramó sobre el fango. Una pequeña vibración se extendió al principio leve y corta, luego aguda y repetitiva haciendo que los animales huyeran del lugar, el pantano pareció hervir: grandes burbujas y columnas se levaban hacia el cielo, dejando escapar fétidas nubes de vapor verdoso. De cada columna se formó un soldado húmedo y caliente que parecía derretirse y volverse a armar con cada paso, el ejército emergía lentamente del lugar, utilizando su pegajoso cuerpo para escalar por los muros del castillo.

El hechicero se sentó en un tronco caído mientras el ejército continuaba emergiendo del pantano; dentro del pantano los gritos empezaban a escucharse. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario