-Vaya, vaya, vaya –La voz sonó profunda y gangosa, como si las palabras
saliesen escritas en delgadas tiras de papel húmedo -¿Qué tenemos aquí?
Johan temblaba, en ningún momento había sospechado que esa criatura tuviese
la capacidad de hablar, aunque parecía que no lo había hecho en mucho tiempo
era evidente que poseía un lenguaje estructurado y amplio. Una garra afilada lo
levantó en medio de la oscuridad, casi podía sentir el rostro del monstruo contra
su cuerpo.
-¿Y bien? –preguntó la voz con impaciencia.
-¡Un hechicero! Nada más –su voz fue aguda y temblorosa, al principio creyó
que podría asustar a la criatura, que al declarase hechicero lo dejara en paz
por temor a ser víctima de algún encantamiento, pero ahora temía haberse vuelto
una presa más suculenta; debía pensar en otro plan rápido –Un discípulo de
Emet.
La risa gruesa y potente del otro ser resonó en el cuadro húmedo y oscuro,
los ladrillos se agitaron en sus juntas mientras las carcajadas se extendían
por el lugar. Tan repentinamente como comenzaron se vieron cortadas, luego no
les siguió un silencio tenso, lleno de idas sin pronunciar y planes que se
trazaban a media luz.
-¿Sigues allí? –Johan se obligó a preguntar, su instinto le decía que si se
quedaba con lo que sea que estuviese hablando con él (no durante mucho tiempo,
eso también sería peligroso) podría salir de allí. –Hey…
-Sigo aquí, ¿A dónde más podría ir? –la voz ya no tenía un tono de burla,
estaba muy serio, como si la pregunta de Johan hubiese interrumpido algo
importante -¿De verdad eres aprendiz de Emet?
Johan asintió en la oscuridad, los ojos luminosos como pequeños luceros
dieron a entender que habían visto el gesto, luego de la nada, las pequeñas
luces se apagaron y los pasos resonaron hasta el otro lado de la habitación.
-A tu derecha hay un trozo de pan, está duro pero puedes comerlo sin correr
riesgos –La voz sonaba baja, casi como un susurro, era evidente que había perdido
todo interés en continuar hablando –Si sigues esa pared hasta que se una con la
otra en la dirección opuesta a la puerta por donde entraste, encontraras un
punto en el que se cuela el agua, son apenas un par de gotas por minuto, pero
bastara para que no mueras de sed.
-Pero, estoy herido, yo… -Johan se entraba con una mezcla de sentimientos,
una parte de si le decía que si obedecía a aquel sujeto podría salir de allí con
vida, pero otra parte se había entregado a su inevitable muerte.
-Lo sé, el olor de tu sangre inunda el lugar –La voz apareció de nuevo,
esta vez se escuchaba cansada –Viste unos símbolos afuera ¿cierto? Tallados en
las paredes y la puerta.
Johan recordó brevemente su entrada a aquel lugar, la gran puerta blindada
y la serie de iconos a su alrededor, también se sorprendió al notar que desde
que estaba allí el dolor y su mareo habían disminuido considerablemente. El
otro ser interpretó su silencio como un “sí”
-Uno de ellos es el símbolo de Rigzer, se utiliza para controlar las
sangre, tus heridas simplemente están secas –Los ojos se abrieron de nuevo
centelleando al otro lado del cuarto –Eso es lo que me tiene preso aquí.
Los ojos se cerraron de nuevo, aunque Johan lanzó varias preguntas, la voz
no contesto de nuevo. Así que se acercó al pan y lo comió, estaba reseco y
salado, lo que se sentía como una capa de moho crecía por uno de sus lados; tal
y como su compañero dijo, Johan encontró una pequeña apertura en la cual se
formaba una gota de agua fresca cada tanto. Así que pasó las próximas horas
lamiendo la pared, que tenía un extraño sabor metálico.
El tiempo no existía en ese lugar ni en la cabeza de Johan, ya no estaba
seguro si habían pasado algunos días o sólo un par de minutos desde su entrada
en el cuarto. Su compañero también pareció desvanecerse en medio de la penumbra
densa, ahora sólo estaban Johan y sus heridas resecas; un sueño liviano y dulce
empezó a dominarlo, hasta que finalmente lo venció, obligándole a recostarse en
el suelo húmedo y mohoso.
Se despertó sobre saltado, algo lo había tocado suavemente; así que buscó
con sus manos andrajosas en medio de la oscuridad, hasta toparse con una gran
mole sólida, que parecía hervir bajo la superficie. Sus ojos al fin encontraron
lo que estaban buscando: el par de puntos brillantes de su compañero, Johan fue
levantado abruptamente, pudo sentir los labios de aquel otro ser, su tibio y húmedo
aliento salir de la boca y lo que creyó eran algunos mechones de cabello que se
mecían al ritmo de las palabras de aquel ser:
-Escúchame, este es el plan –Los ojos se hicieron más brillantes y el
aliento se hizo un poco más fresco –Ahora que tus manos no duelen tanto, debes
dibujar un símbolo de Fractura en la parte interior de la puerta, eso
inutilizará los sellos de afuera, yo derribaré la puerta. Afuera todos duermen,
pero es obvio que desertaran por el alboroto; al desarmar los ellos los otros
que están cerrados también podrán salir, y aprovecharemos el caos para escapar.
¿Estás listo?
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