Está hecho de alfileres: diminuto y fino,
increíblemente filoso;
Cual conjuro vudú, llena de luz los lugares tenebrosos
Tiene relleno de fragmentos de estrella
Que se desborda por una pausa pequeña
Causa cosquilleos en la lengua
E indiferente del tiempo, nunca mengua
Tu nombre lo guardo como un secreto
Que se hincha a medida que a tu cuerpo me acerco
Tu nombre, cual reliquia cristiana
No puede ser pronunciado por una boca profana.
Y es que me
gusta decirlo así: bajito, bajito;
Porque cuando lo digo, me sabe a infinito.
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