El ambiente se tornó oleoso, para poder avanzar Zilion requería mayor
fuerza de la habitual, sentía las moléculas del aire rozando contra su piel;
una extraña electricidad recorría su cuerpo como un rayo próximo a salir de la
punta de sus dedos. La bodega permanecía en silencio con el paso del tiempo,
ocasionalmente se escuchaban las pisadas de una araña en la pared o el
movimiento de los bigotes de algún ratón dormido entre las paredes. Bajo otras
circunstancias Zilion se habría marchado hace mucho, no soporta a Tsai y muchos
menos su ridícula tendencia a hacerlo todo de manera protocolaria; pero hoy lo
necesitaba, no era común que se encontraran a solas –de hecho sólo recordaba
haberlo hechos dos veces antes –hoy era vital que viniera solo.
Los pasos de Tsai hicieron eco, Zilion lo escucho descender justo fuera de
la puerta principal, lo imagino flotando brevemente a un par de pulgadas del
suelo antes de entrar caminando. A pesar que Tsai pudo haberse sencillamente
materializado dentro del almacén, prefirió entrar caminando. Zilion suspiro
pesadamente, odiaba que su hermano hiciera alarde de sus dones en privado, se
comportara como mortal en público y les reprochara a todos que no hicieran lo
mismo “No es más que un montículo mal oliente de hipocresía” pensó con
amargura.
-Me alegro que hayas venido hermano mío –Tsai entró sonriente, algo brilló
en su cinturón. Su cabello rubio y lacio enmarcaban su rostro delgado, sus pómulos
sobresalientes y su estrecha mandíbula pintaban un gesto cadavérico –Hace mucho
que no nos veíamos.
-Déjate de palabrería burla –Zilion ocultaba su rostro en la oscuridad, o
quería que se enterara de su nuevo ojo. Ahora podía ver la energía de Tsai agitándose:
estaba nervioso, mucho más de lo que hubiera imaginado. Imágenes de su daga
Dragmon hundiéndose en el pecho de Zilion saltaban de las pulsaciones energéticas
que salían de su cabeza. Había un punto particularmente denso justo en medio
del hígado: allí estaba el centro de su Icor –Ambos sabemos que hemos venido a
matarnos el uno al otro.
-Bueno, tú no te andas con juegos cierto –Tsai fingió sorpresa mientras
hablaba de manera sarcástica, se llevó su mano larguirucha al cinturón y
acarició el mango de su daga, matarlo había sido algo que estaba esperando
desde hace mucho tiempo –Pero antes de nada, respóndeme ¿sigues enojado porque
me recolecté a la mujer a la que pensabas darle Icor?
Una sonrisa burla desfiguro el rostro de Tsai, había estado esperando
durante tanto tiempo el poder herir a su hermano; pero el rostro de Zilion
seguía impávido, de hecho, parecía mas reluciente, sobre todo en el lado
izquierdo. Un viento frio atravesó a Tsai, haciéndole estremecer de pies a
cabeza, su hermano tenía un nuevo ojo que centelleaba desde la oscuridad.
Satisfecho al ver el terror en el rostro de Tsai , Zilion desenvainó su espada
Firmharon, que centelleó a la luz de las auras desprendidas de por los cuerpo;
se materializo frente al estupefacto Tsai y dispuso a cortar su cuerpo de un
tajo, justo en medio del hígado. Justo antes que su espada probara la carne de
su hermano, Tsai lanzo una risa desesperada y se disolvió en la noche. Zilion
había olvidado la molesta habilidad de El Recolector de convertirse en neblina,
aún podía ver su energía dispersa por toda la habitación, pero no había un
punto vital para cortar.
Su nuevo ojo le permitió ver las oleadas de energía en las que se movía su
hermano, Tsai materializaba sólo su mano a medida que se acercaba a Zilion,
blandiendo su daga Dragmon en un intento de matarlo. Zilion no podía mas que
esquivar sus ataques ya su oponente como tal, aun no se aparecía; en varias
ocasiones intentó cortar la mano fantasma, pero esta se disolvía a milímetros de
su espada.
Tsai estaba sorprendido, creyó que una vez adoptada su forma de neblina
sería cuestión de segundos matar a su hermano, pero era como si este pudiese
verlo, no sólo se defendía, sino que incluso atacaba a su cuerpo en cuanto se
solidificaba. El permanecer en esta forma era terriblemente agotador, si
permanecía mucho tiempo así luego no tendría energías para luchar o escapar,
decidió que lo más sabio era huir por ahora, si no podía matar a Zilion aun, no
había motivos para quedarse a esperar la derrota.
Fue sólo un segundo, un breve ruido en la oscuridad como el estornudo de
una rata o una aguja que cae el suelo, pero fue muy nítido: habían pasos fuera
del edificio. Algo llamó la atención del ojo izquierdo de Zilion: cientos de personas
se acercaban por la retaguardia; pero aquello era imposible no podía sentir tantas
presencias juntas, además tal cantidad de personas no serían así de
silenciosas. Instintivamente se giró para ver al nuevo enemigo, descuidando su
espalda. Sería sólo un parpadeo, pero Tsai vio el momento de duda y decidió que
era hora de ganar: Se arrojó sobre Zilion, solidificándose en un segundo,
quería sentir con cada centímetro de su piel como la vida de su hermano se extinguía.
El filo del arma bebiendo del Icor resonó en todo el cosmos, la extinción
de la vida de un inmortal no pasa inadvertida. Zilion observaba incrédulo como
la sangre brotaba estrepitosamente de la herida, justo en medio del hígado. La
lanza Higald de Havin penetraba el vientre de Tsai; este observaba atónico como
su hermana lo había empalado, cubriéndose tras el gran cuerpo de Zilion, quien
se había salvado por centímetros, al girarse para verla mejor.
Una mueca de decepción se formó en el rostro de Havin, quien rápidamente extrajo
un pequeño frasco de cristal de su bolsillo y despendoló dejo que las gotas de
icor que resbalaban por el cuerpo de si lanza. El frasco termino de llenarse y
el cuerpo de Tsai se desvaneció en una nube de polvo y sal. Havin observo
curiosa el néctar dorado que brillaba con luz propia dentro de su contenedor.
-¿Qué has hecho? –preguntó Zilion incrédulo y furioso. Si alguien debía matar
a Tsai era él; estaba iracundo porque Havin le había negado su venganza.
-Aparentemente acabo de salvarte –Havin deposito el frasco en su bolsillo,
con un rápido movimiento limpio los rostros de sangre que aun habían en su
lanza y esta se redujo al tamaño de una daga, que ella guardó en su cinturón –Es
una gran decepción, si no me hubieras visto ahora tendría otra porción de Icor
para la venta.
-¿Intentaste matarme? –Zilion estaba atónito, apretaba su espada con
fuerza, preparándose para pelear.
-No hagas un gran escándalo, tu viniste a matarlo a él –Havin hizo un gesto de
despreocupación y sonrió complacida –Sencillamente agradece que esta vez no
fuiste tú.
Estaba por irse cuando Zilion la tomó por el hombro y la obligó a verlo a
la cara.
-Tú tienes la energía de cientos de personas –El ojo izquierdo de Zilion
centelleó a la luz del conglomerado de auras que cubrían a Havin -¿Qué rayos
significa eso?
Havin se soltó fácilmente, dando un paso atrás, era mas fuerte de lo que
Zilion hubiera imaginado.
-Sólo significa que soy muchos –La mirada de Havin se tornó sombría mientras
hablaba –Por cierto Yezirhe dice que ya que Tsai está
muerto, puedes conservar el ojo. Considéralo un premio de consolación.
Havin se alejó del almacén mientras
escuchaba como Zilion estallaba en un ataque de ira, podía imaginarlo rompiendo
todo adentro con sus puños y la espada. Se preguntó si él vendría a matarla “No,
al menos no aún” se respondió a si misma con resignación.
-¿Y bien? –La voz de Yezirhe emergió de
las sombras, mientras se le unía a Havin en la caminata -¿Ahora que tienes el
Icor de El Recolector, que quieres hacer con él? ¿Se lo vendemos a Dufray?
-No seas idiota, Dufray no tiene nada
que valga este Icor –Havin introdujo su mano en el bolsillo y acaricio el
frasco, sabía que tenía cerca de doce horas para poner el Icor en un contenedor
de carne o su padre vendría a buscarlo –Se me ocurre un mejor comprador.
Havin se disolvió en al aire, ahora
estaba más cerca de matar a su padre.
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