lunes, 20 de octubre de 2014

Día 259: Gotas.




Las gotas se elevaban como si un gran aliento místico las llevara contra gravedad, subiendo rápidamente hacia el cielo, deslizándose por vías delgadas, imperceptible a los ojos humanos. El cuadro, por demás extraño se repetía frente a sus ojos de manera cíclica e incesante.
Le tomo unos segundos darse cuenta que era la lluvia deslizándose por una ventana: Estaba colgado de cabeza, ahora que empezaba a despertar podía sentir la cuerda apretando sus piernas y cruzando por sus muslos, atándose en algún lugar de la espalda. Las manos estaban inmovilizadas con algún material similar a la cinta, pero más gruesa. Giraba lentamente, como un péndulo movido por el viento, la nueva posición no lo dejaba respirar bien: la sangre se agolpaba en su cabeza y las entrañas le reposaban en el fondo del pecho restringiendo la expansión de sus pulmones.
No podía recordar cómo había terminado allí, sabía que tenía que ver algo con el ejército y un capitán furioso. Un fuerte dolor le recorrió el cuello como una corbata hirviente, rápidamente la ventana por la cual la lluvia se deslizaba se cubrió con una serie de gotas de sangre.

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