domingo, 26 de octubre de 2014

Día 265: Correr.



La multitud se abalanzó contra los gruesos muros del castillo, tratando en vano e prenderle fuego a la estructura. Un grupo de hombres intentaba derrumbar la puerta con un gran tronco que usaban como ariete; el resto de las personas arrojaban prendas en llamas o agitaban sus armas con sed de sangre. La presencia de los monstruos se había hecho insoportable: devoraban su ganado, destruían sus viviendas y aterrorizaban a sus hijos.
Desde la torre norte una figura observaba a la multitud enardecida que amenazaba con entrar a su guarida en cualquier momento. Félix observaba distraído al montón de mortales revolcándose en su miedo.
-Hermanos –Félix despertó de su trance y llamó sus compañeros –Aún es temprano, pero la cena ya está aquí. ¿No se les apetece algo?
Ricardo y Martha escucharon la sangre de los hombres agitarse al interior de las venas, en una mezcla de excitación y miedo.
La pareja hizo un gesto de asentimiento y siguiendo al joven Félix se abalanzaron contra la multitud tiñendo la tierra de carmesí: el pueblo no tuvo tiempo de correr ante el intempestivo ataque de los vampiros.

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